23.8.08

Exposición del DIPUTADO AGUSTIN OSCAR ROSSI en el tratamiento por la reestatización de aerolineas

Señor presidente: voy a empezar por honrar los compromisos que asumimos y que asumieron nuestros compañeros en la reunión conjunta de las comisiones de Presupuesto y Hacienda y de Transportes con respecto a dos modificaciones solicitadas respectivamente por el bloque del SI y por el señor diputado Claudio Lozano. A nuestro entender, en la discusión en particular se va a agregar en el artículo 2° el siguiente párrafo: “Las tasaciones se realizarán tomando en consideración los valores vigentes al 1° de julio de 2008” . Y agregaremos un artículo 9° -que también fue solicitado por la señora diputada Ibarra, del bloque Encuentro- que dice así: “En ningún caso el Estado nacional cederá la mayoría accionaria de la sociedad, la capacidad de decisión estratégica y el derecho de veto en las decisiones de la misma”. Dicho esto, antes de pasar a la votación quisiera hacer algunas reflexiones que me parece importante tener en cuenta.
Como decía el señor diputado Mariano West y también lo expresaba la presidenta de la Nación al hacer el anuncio en la Casada Rosada , nosotros venimos a hacernos cargo de un problema y a tratar de resolverlo identificando cuáles son los elementos y los sujetos sociales a defender.
Para nosotros no es lo mismo –lo digo con absoluta claridad- tener una aerolínea de bandera que opere el 75 u 80 por ciento del mercado de cabotaje en la Argentina unificando vía aérea los distintos destinos de un país extenso al que en la década del 90 le eliminaron uno de los medios de comunicación alternativa como era el sistema ferroviario, que tener una política de cielos abiertos.
Nosotros no queremos tener una política de cielos abiertos.
Queremos tener una aerolínea de bandera que garantice la prestación del servicio de cabotaje en la Argentina. ¿Por qué no queremos tener una política de cielos abiertos? Es muy simple: porque en nuestro país no todos los destinos de cabotaje dan rentabilidad y porque nosotros queremos tener una empresa con profundo sentido social. Ese era el primer objetivo.
El segundo objetivo que perseguimos en la resolución de este problema era la consideración de los nueve mil empleados y las nueve mil familias que viven de Aerolíneas Argentinas y Austral. Las nueve mil familias que dependen de Aerolíneas Argentinas y Austral vienen de un largo proceso de incertidumbres y angustias, y para tener la aerolínea que pretendíamos requeríamos necesariamente de la colaboración de los trabajadores. En ese sentido, para contar con la colaboración de los trabajadores lo primero que debíamos hacer era garantizarles estabilidad, un horizonte sin conflictos, y tratar de bajar la conflictividad sindical al menor nivel posible. Eso también lo consideramos al momento de tomar la decisión. El tercer elemento que nos parecía importante es algo a lo que se refirieron algunos colegas, entre ellos el señor diputado Agosto: lo que significa tener un sistema aerocomercial en la Argentina en el marco de lo que en los últimos años el turismo ha implicado en la Argentina.
El turismo ha tenido una importante participación en el producto bruto interno y nos parece que hoy, como en cualquier otro momento de la historia, la Argentina no puede darse el lujo de perder ingreso de divisas por esa actividad.
Todos estos elementos exigían un primer paso: continuidad. Y cuando en julio nos enfrentamos con la situación lo primero que tuvimos que hacer fue dar previsibilidad y continuidad al funcionamiento del sistema aerocomercial en la Argentina. Debíamos transmitir a los argentinos y al mundo que las cosas seguían funcionando, y es más, esperábamos que mejoraran. Por suerte en este mes en el que se puso en funcionamiento este consejo transitorio de administración en Aerolíneas Argentinas las cosas se modificaron para mejor: el nivel de prestación de los servicios y la puntualidad han mejorado y eso es mérito de la administración y el conjunto de los trabajadores.
Cuando el proyecto ingresó a este cuerpo tratamos de dar certeza a su espíritu, de mejorarlo en donde correspondía y de flexibilizar todo lo necesario para obtener el mayor nivel de consenso posible.
El mayor nivel de consenso no debe medirse solamente con los votos afirmativos que reúna un proyecto. También hay que considerar los reconocimientos que nosotros valoramos y sabemos sinceros de los bloques que hoy no nos acompañarán. En ese sentido, trabajamos fuertemente en tres temas por solicitud de nuestros propios diputados y de otros pertenecientes a diversos bloques. Tal como lo señalé al comienzo de mi intervención, queríamos que quedase absolutamente claro que no había lugar para la reprivatización, que no estábamos buscando un escenario en el que el Estado se hacía cargo para después volver a privatizarla en una segunda etapa. Por eso, primero pensamos en suprimir el artículo correspondiente y ahora accedimos a esta incorporación que solicitaron los bloques a los que hice referencia anteriormente.
En relación con los artículos que hacían referencia a la cuestión presupuestaria consideramos que debía precisarse la incorporación de partidas necesarias para cubrir los déficit operativos, con la clara idea de transitoriedad que damos a esta etapa, y limitar al Poder Ejecutivo la idea de incorporación de capital en otro sentido que no sea la incorporación del dinero necesario para que la compañía siguiese funcionando. Y eso fue lo que hicimos.
Eliminamos el artículo que hablaba de transferencia de partidas de un lado a otro y de fideicomisos de un lado a otro, porque para eso está la ley de administración financiera, y la ley de administración financiera está para ser cumplida. Nos quedaba el artículo 2° del acta acuerdo, que entre tantos problemas que traía para distintos señores diputados había uno que para nosotros era insalvable y que consistía en que limitaba, enturbiaba, no dejaba claro o no quedaba taxativamente explicitado: que el precio final de la operación –que se iniciaba en manos de Ejecutivo- iba a ser determinado por este Congreso de la Nación. Entonces pensamos en diversas alternativas. Lo charlamos con distintos señores diputados; pensábamos atenuar los efectos del artículo 2° y levantar el artículo 3°, hasta que tomamos la decisión de eliminar el artículo 2° para que quede absolutamente claro que hay una voluntad del gobierno nacional de comprar las acciones de Aerolíneas Argentinas, pero el precio final va a ser fijado por el Congreso de la Nación. Y si el Parlamento no está de acuerdo con el precio enviado, se tendrá que iniciar otro camino. Eso es lo que hicimos y el despacho que construimos y que vamos a votar, más allá de todas las otras consideraciones que se hicieron.

Dicho esto quiero hacer un par de consideraciones más sobre algunas expresiones que se vertieron aquí y sobre algunas otras reflexiones en torno de la deuda y otras manifestaciones.
Quiero decir con absoluta honestidad que sentimos que nos ofenden cuando dicen que queremos meterle la mano al pueblo argentino y a los contribuyentes para sacarles 890 millones de dólares para pagar una deuda privada. Sentimos que nos ofenden cuando dicen que queremos estatizar una deuda privada. Estamos resolviendo un problema. Muchos de los que hoy están sentados acá tuvieron responsabilidades ejecutivas. Lo quiero decir con claridad: no ofendemos a nadie. No creemos que la devaluación, la pesificación asimétrica y la compensación a los bancos significaron un desfalco al pueblo argentino. La verdad es que todos nos empobrecimos un poco más con la devaluación, sobre todo los trabajadores con ingresos fijos, pero creemos que hicieron lo que pudieron hacer. No decimos que hubo connivencia, asociación ilícita o fraude entre los funcionarios de la Alianza , encabezados por el ex presidente de la Rúa , que gestionaron el ingreso de Marsans en la operatoria de Aerolíneas. Había que tomar una decisión porque Iberia se quería ir. Para que ingrese Marsans el Estado español, a través de la SEPI , le prestó 750 millones de dólares con ese destino. Era el Estado español; no era cualquier cosa.
Entonces, cuando nos descalifican y nos dicen que por el camino por el que optamos lo que estamos haciendo es tratar de estatizar una deuda privada o hacerle pagar al pueblo argentino, nos tienen que decir qué alternativas nos proponen. Pero tienen que decirlo cuantificando, porque quedó claro en el transcurso del debate –como bien dijo uno de los diputados preopinantes- que cuando uno expropia, la única diferencia con el mecanismo acordado que plantea hoy el gobierno nacional es que la decisión de compra es unilateral, pero compramos las acciones, y éstas involucran el activo y el pasivo. O sea que la deuda también está, en el pasivo, en la expropiación.
Cuando plantean quiebra con continuidad y construcción de una nueva empresa, uno no dice que tengan que tener el flujo de fondos, el cash flow, pero por lo menos una idea de cuánto le va a salir a los argentinos, una idea, un numerito. Una idea de cuánto le va a salir a los argentinos para que por lo menos podamos comparar. Porque también en esto uno tiene que tener responsabilidad. También tenemos que tener responsabilidad cuando indicamos los caminos.
El otro día decía en algún lugar: ¿la nueva empresa con los 140 millones de dólares de venta de pasajes anticipados va a prestar ese servicio? Si lo va a prestar empezará con menos 140. ¿Quién se va a hacer cargo de los 360 millones o 370 millones de la deuda del Estado nacional? ¿Quién va a pagar los 370 y pico de millones en leasing?
Entonces, a la propuesta de la quiebra con continuidad y de la nueva empresa le faltan algunas precisiones para ser considerada. Y esto lo digo con mucho respeto. Dicho esto, de los tres caminos que se mencionaron acá, el Estado argentino decidió por uno de ellos. La verdad es que si cierro los ojos y pienso en cualquiera de ustedes gobernando, teniendo enfrente a una empresa extranjera española, no recomendada pero con buenas referencias del Estado español, con un crédito dado para ingresar a la operatoria de la empresa dado por un instituto del Estado español ¿se levantarían un día y mandarían un proyecto de ley para expropiarla sin haber intentado ninguna otra consideración previa?
Digámoslo con seriedad. Los reclamos por Suez en la Argentina , en la provincia de Santa Fe, terminaron cuando cambió el presidente de Francia, cuando Chirac dejó la presidencia de Francia. Todos los que estamos acá tenemos historia y responsabilidad de gobierno.
Entonces, pueden buscar otras alternativas, pero lo único que pedimos es que no nos descalifiquen, muchachos, porque la verdad es que estamos tratando de encontrar el camino que garantice cada una de estas tres o cuatro cosas que mencioné al principio de mi intervención.
Quiero decir una cosa más respecto de la deuda. La deuda de 890 millones de dólares que tiene la empresa Marsans, como todo el mundo sabe, no fue descubierta por la oposición, por un medio de comunicación, por un juez, por la Auditoría ni por la Defensoría ; fueron los directores del Estado nacional los que construyeron la deuda, fueron a la Justicia y la informaron acá.
Entonces me parece que ese elemento también tiene que ser tenido en cuenta. Nosotros vinimos e informamos sobre los 890 millones de dólares. Si el Estado argentino hubiese querido... Si el Estado argentino hubiese querido esconder o buscar otra alternativa no hubiese informado ese monto de deuda.
Eso también ustedes lo saben. Volviendo para atrás, nos encontramos ante una situación con un grupo empresario que ingresó en un gobierno ‑que no era el nuestro-, que generó esta deuda de 890 millones de dólares y que creó esta situación. Ese grupo empresario... que ingresó en 2001 vino detrás de la privatización. La verdad es que cuando hablábamos recién ‑y calculo que debe ser el espíritu de muchos de los que hoy están aquí‑, de todo lo que pasó en la década del 90, de esta necesidad que muchas veces tenemos de recuperar sueños, alegrías y aquellas cosas que nos hacen poner bien a los argentinos, para terminar quisiera recordar a alguien que fue nombrado por un señor diputado. Cuando se vendió Aerolíneas Argentinas hubo dos diputados que se opusieron en la Comisión Bicameral de Seguimiento de las Privatizaciones. Uno era un hombre de Santa Fe, no de nuestro partido político, Alberto Natale.
Del otro al que hoy quiero hacer referencia este año se cumplen quince años desde que ya no está con nosotros. Es una de esas ausencias que tienen presencia porque todavía duelen. Lo recordamos todos porque siempre defendió a las empresas públicas. Siempre se comprometió con el trabajador estatal y lo recordamos también por cómo peleó con dignidad en los últimos años de su vida. Hoy, sentado en este recinto, estaría votando por la reestatización de Aerolíneas Argentinas: el compañero Germán Abdala.

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