27.11.08

Bolivia será declarada territorio libre de analfabetismo La Paz.-

Bolivia será declarada el próximo 20 de diciembre como tercer territorio libre de analfabetismo en América ante el éxito del programa "Yo sí puedo", que tiene apoyo de Cuba y Venezuela, informó hoy el embajador cubano, Rafael Dausá Céspedes.El diplomático explicó que el Programa Nacional de Alfabetización fue diseñado hace dos años y medio por el gobierno de Bolivia con participación de autoridades de 327 municipios, el Ministerio de Educación y Culturas, instituciones educativas, organizaciones religiosas, instituciones militares, organizaciones sociales y comunitarias."La tarea se ha venido cumpliendo con perseverancia en cada uno de los 28 424 puntos de alfabetización instalados en los 327 municipios, con recursos muy limitados", dijo Dausá.En el programa de alfabetización participaron unas 820.800 personas, cifra que equivale a un 99,7 por ciento del total de iletrados en Bolivia (el diez por ciento de la población boliviana) según el censo realizado en 2007 por el Ministerio de Educación.Ahora, unas 788 500 personas de ambos sexos ya saben leer y escribir, y 270 municipios ya fueron declarados libres de analfabetismo.Unos 126 asesores cubanos y 47 venezolanos están a cargo de la ejecución del método de alfabetización "Yo sí puedo" que ya fue probado en 28 países y permitió aprender a leer y escribir a más de tres millones de personas."El método cubano es un sistema que se basa en la aplicación de 65 videoclases de media hora de duración cada una. Para certificar que una persona está alfabetizada se realiza un acta de comparecencia al examen y se archiva lo que cada participante graduado escribió y leyó", explicó el embajador Dausá.Agregó que la UNESCO reconoce que un país que tenga menos de un cuatro por ciento de analfabetos puede considerarse que ha eliminado el fenómeno social del analfabetismo.Dijo que existe un segundo programa: "Yo, sí puedo seguir", que en Bolivia podría iniciarse a principios de 2009."El gobierno de Cuba ha puesto a disposición del pueblo y gobierno bolivianos la posibilidad de aplicación de esta metodología para conducir a los participantes en dos ó tres años al nivel de educación primaria, con posibilidades de continuar estudios superiores".Cuba donó al gobierno boliviano 1,2 millones de cartillas, 30.000 televisores y similar cantidad de equipos de video. También se dotó con apoyo de Venezuela de unos 8.350 sistemas solares a poblaciones que no tienen energía eléctrica.El embajador Dausá, por otra parte, destacó que 302.214 pacientes fueron operados de la vista en Bolivia con el programa cubano "Operación Milagro" que presta atención oftalmológica gratuita.Las cirugías se realizaron para combatir enfermedades como cataratas y otras afecciones en 18 centros oftalmológicos que Cuba instaló desde el primer trimestre de 2006 en Bolivia con la participación activa de unos 195 especialistas cubanos y 32 bolivianos. (DPA)

http://www.granma.cu/espanol/2008/noviembre/lun17/bolivia.html

Una leccióoon de periodismo desde la política latinoamericana

El presidente de la República Bolivariana, Hugo Chávez Frías criticó a la cadena CNN por la campaña contra las fuerzas populares en los días previos a las elecciones regionales del 23 de noviembre.
Durante la conferencia de prensa con los medios internacionales interpeló al mascarón de proa de la CNN en español, Patricia Janiot, que no sabia donde meterse cuando fue confrontada con la verdad.

Acá el imperdible video...
Vea el video de Chávez y Janiot en
http://kirchnerista.blogspot.com/

El Campo... de la actuación....

CONSEJO INTEGRAL LA CONDUCCIÓN DE LA ASOCIACIÓN ARGENTINA DE ACTORES DENUNCIA LOS HECHOS PADECIDOS EL PASADO FIN DE SEMANA POR LOS COMPAÑEROS ACTORES RAÚL RIZZO Y JUAN PALOMINO EN LA LOCALIDAD DE FIRMAT, SANTA FE

El pasado 16 de noviembre, los compañeros actores Raúl Rizzo y Juan Palomino, se disponían a entrar al Teatro Municipal de Firmat, Santa Fe, con el objeto de cumplir con la función (pactada para esa fecha y en ese teatro) de la obra "La Tentación", que vienen realizando en gira por el interior del país. Al llegar a dicho teatro, custodiados por policías que, supuestamente, se ocupaban de la seguridad de ambos, se encontraron con tractores y un grupo de manifestantes que los insultaban en forma de "escrache", aludiendo a las declaraciones que Raúl Rizzo hiciera contra el dirigente agrario Roulet el 16 de octubre del corriente año y que más abajo copiamos textualmente. Durante la función, dos personas mezcladas entre el público como integrantes del mismo, arrojaban objetos sobre los actores, de modo que debieron suspender y volver a dar inicio a la función dos veces, sin lograr llevarla a cabo hasta su fin.
Cuatro representantes de las federaciones agrarias le exigieron al compañero Rizzo que se rectificara de sus dichos en la nota de referencia, a lo que el actor no solamente se negó sino que ratificó sus expresiones. Al salir del teatro, las agresiones siguieron.
Debieron, incluso, para volver a casa, cambiar de auto en la ruta por una cuestión de seguridad, tal la violencia y las agresiones de las que eran objeto. Ahora, los dos lugares en los que en lo inmediato debía proseguir la gira de "La Tentación", han decidido cancelar las funciones por temor a que se reiteren las agresiones y la violencia que acontecieran en Firmat.
Es decir: este hecho no solo ha perjudicado psicológica y artísticamente a los actores el 16 de noviembre, sino que también les ha significado una pérdida de trabajo en adelante, dado que el temor provoca la autocensura de quienes los habían contratado para funciones futuras.
La Conducción de la Asociación Argentina de Actores se solidariza con sus compañeros Raúl Rizzo y Juan Palomino, repudiando toda la violencia generada en Firmat, por quienes, como lo expresara nuestro compañero Rizzo en la nota del 16 de octubre recordando a Serrat: «yo con estos tipos tengo algo personal»"

REPUDIAMOS LA VIOLENCIA Y LA METODOLOGÍA DE LA QUE FUERON OBJETO NUESTROS COMPAÑEROS. POR LA LIBERTAD DE EXPRESIÓN. POR LA LIBERTAD DE TRABAJO. ADHERIMOS EN TODOS Y CADA UNOS DE SUS TÉRMINOS A LO EXPRESADO POR EL COMPAÑERO RAÚL RIZZO (Ver nota del diario a continuación)

LA ASOCIACIÓN ARGENTINA DE ACTORES DICE: AGUANTE RAÚL! AGUANTE JUAN! ESTAMOS CON USTEDES.

"El terror se basa en la incomunicación, difunda esta información, vuelva a sentir la satisfacción moral de un acto de libertad" Rodolfo Walsh

CONSEJO INTEGRALASOCIACION ARGENTINA DE ACTORES

Por un camino de alto riesgo

Por Raúl Dellatorre

Frente a un modelo de acumulación basado en la especulación financiera que se derrumba, y un conjunto de paradigmas que dominaron la escena económica durante 30 años y ahora exhiben toda su vulnerabilidad, la Presidenta de la Nación habló ayer de construir un nuevo modelo de crecimiento. Un modelo que deberá hacer sostenible el impulso que tuvo esta economía de 2003 para acá. Cristina Fernández asumió ayer los riesgos, tomando un atajo para dejar “en espera” las medidas que los lobbies empresarios le reclaman –aumento nominal o real del dólar, restricciones a la competencia importada, subsidios para mejorar las tasas de ganancias–, haciendo eje en cambio en la captación de capitales no declarados, beneficiar el blanqueo de personal en empresas chicas y acentuar la participación del Estado en la actividad productiva, creando incluso un Ministerio de la Producción. La jefa de Estado asume el riesgo de lanzar medidas de respuesta incierta. Nada en la historia económica argentina garantiza que, ante una rebaja impositiva importante, como reducirles el impuesto a las ganancias a los activos no declarados (del 35 al 1 por ciento), los capitales en negro se exterioricen y pasen a formar parte del circuito formal de inversión. Las experiencias recientes tampoco corroboran que una reducción del 50 por ciento en los aportes patronales se traduzca en más empleo en blanco. El Gobierno lo sabe, pero decide correr el riesgo porque es una forma de dar señales a la economía sobre cuál es el rumbo a seguir: aliento a la inversión productiva, mantener el nivel de actividad y cuidar y alentar el empleo. Los empresarios argentinos, ya se trate de la industria, el comercio, los servicios o las finanzas, hubieran preferido las medidas directas. Préstamos subsidiados, reducción de impuestos y de retenciones a la exportación, suba de aranceles a la importación, o cualquier otra medida que sonara a más ingresos en sus cajas sin tener que hacer nada a cambio: ni vender más ni tomar nuevos empleados ni tener que declarar lo oculto. La zanahoria que el Gobierno les pone por delante es también parte de un trabajoso proceso de cambio cultural: pasar de la prebenda estatal a un sistema de premios y castigos. Una jugada de alto riesgo, por lo incierto del resultado. Pero fuera de los anuncios formulados ayer en la Conferencia Industrial, en círculos oficiales se admite que se trabaja en una serie de medidas de aliento sectorial, que van más en línea con el reclamo del “lobby” de las corporaciones. El rubro en el que más se ha avanzado es en el automotor, para el que se prepara una batería de medidas que beneficien la compra de vehículos en el mercado local y reduzcan costos a las terminales, a cambio de un compromiso de no despedir personal por un período de tres a seis meses. Este tipo de políticas, junto al nombramiento de Débora Giorgi al frente del flamante Ministerio de la Producción (la ven demasiado cercana a la cúpula fabril), provoca expresiones de disgusto en el empresariado pyme.Algunos de sus voceros, que no se alinean precisamente en la vereda de enfrente al Gobierno, alertan que el proceso de “despidos preventivos” desatado por las empresas dominantes en el escenario local está utilizando como variable de ajuste no sólo a los trabajadores, sino a las mismas pymes. “Trescientas pymes que deben desprenderse de un trabajador cada una, a lo largo y ancho del país, no hacen ruido, pero si General Motors echa a 300 sí, hace que el Gobierno vaya a socorrerla”, se quejó ayer un vocero pyme. Las terminales automotrices, que todavía utilizan más de un 70 por ciento de componentes importados que traen con aranceles reducidos –entre 2 y 5 por ciento–, pero “compiten” con autos importados que deben pagar 30 por ciento de impuestos si los trae un particular, no son considerados “pares” suyos del sector manufacturero. Por el contrario, las más de las veces tienen intereses encontrados. “El que crea empleo es el autopartista, pero la renta se la apropia la terminal”, resumen, por ahora sólo en voz baja y en forma reservada, los dirigentes pymes. Pero sólo por ahora, porque en el proceso de lograr visibilidad las pymes prometen empezar a levantar la voz. No toda la industria es la misma. Ayer, la Presidenta asumió ese desafío también: “Habrá empresas que necesitarán un tipo de intervención y otras, otro tipo”, dijo. Cuando empiecen a diferenciarse las políticas, aparecerán también las resistencias. Y con ellas, la necesidad de otro proceso cultural pendiente: el de democratizar la economía y a sus actores principales. Otra jugada de alto riesgo.

Por un camino de alto riesgo

Por Raúl Dellatorre

Frente a un modelo de acumulación basado en la especulación financiera que se derrumba, y un conjunto de paradigmas que dominaron la escena económica durante 30 años y ahora exhiben toda su vulnerabilidad, la Presidenta de la Nación habló ayer de construir un nuevo modelo de crecimiento. Un modelo que deberá hacer sostenible el impulso que tuvo esta economía de 2003 para acá. Cristina Fernández asumió ayer los riesgos, tomando un atajo para dejar “en espera” las medidas que los lobbies empresarios le reclaman –aumento nominal o real del dólar, restricciones a la competencia importada, subsidios para mejorar las tasas de ganancias–, haciendo eje en cambio en la captación de capitales no declarados, beneficiar el blanqueo de personal en empresas chicas y acentuar la participación del Estado en la actividad productiva, creando incluso un Ministerio de la Producción. La jefa de Estado asume el riesgo de lanzar medidas de respuesta incierta. Nada en la historia económica argentina garantiza que, ante una rebaja impositiva importante, como reducirles el impuesto a las ganancias a los activos no declarados (del 35 al 1 por ciento), los capitales en negro se exterioricen y pasen a formar parte del circuito formal de inversión. Las experiencias recientes tampoco corroboran que una reducción del 50 por ciento en los aportes patronales se traduzca en más empleo en blanco. El Gobierno lo sabe, pero decide correr el riesgo porque es una forma de dar señales a la economía sobre cuál es el rumbo a seguir: aliento a la inversión productiva, mantener el nivel de actividad y cuidar y alentar el empleo. Los empresarios argentinos, ya se trate de la industria, el comercio, los servicios o las finanzas, hubieran preferido las medidas directas. Préstamos subsidiados, reducción de impuestos y de retenciones a la exportación, suba de aranceles a la importación, o cualquier otra medida que sonara a más ingresos en sus cajas sin tener que hacer nada a cambio: ni vender más ni tomar nuevos empleados ni tener que declarar lo oculto. La zanahoria que el Gobierno les pone por delante es también parte de un trabajoso proceso de cambio cultural: pasar de la prebenda estatal a un sistema de premios y castigos. Una jugada de alto riesgo, por lo incierto del resultado. Pero fuera de los anuncios formulados ayer en la Conferencia Industrial, en círculos oficiales se admite que se trabaja en una serie de medidas de aliento sectorial, que van más en línea con el reclamo del “lobby” de las corporaciones. El rubro en el que más se ha avanzado es en el automotor, para el que se prepara una batería de medidas que beneficien la compra de vehículos en el mercado local y reduzcan costos a las terminales, a cambio de un compromiso de no despedir personal por un período de tres a seis meses. Este tipo de políticas, junto al nombramiento de Débora Giorgi al frente del flamante Ministerio de la Producción (la ven demasiado cercana a la cúpula fabril), provoca expresiones de disgusto en el empresariado pyme.Algunos de sus voceros, que no se alinean precisamente en la vereda de enfrente al Gobierno, alertan que el proceso de “despidos preventivos” desatado por las empresas dominantes en el escenario local está utilizando como variable de ajuste no sólo a los trabajadores, sino a las mismas pymes. “Trescientas pymes que deben desprenderse de un trabajador cada una, a lo largo y ancho del país, no hacen ruido, pero si General Motors echa a 300 sí, hace que el Gobierno vaya a socorrerla”, se quejó ayer un vocero pyme. Las terminales automotrices, que todavía utilizan más de un 70 por ciento de componentes importados que traen con aranceles reducidos –entre 2 y 5 por ciento–, pero “compiten” con autos importados que deben pagar 30 por ciento de impuestos si los trae un particular, no son considerados “pares” suyos del sector manufacturero. Por el contrario, las más de las veces tienen intereses encontrados. “El que crea empleo es el autopartista, pero la renta se la apropia la terminal”, resumen, por ahora sólo en voz baja y en forma reservada, los dirigentes pymes. Pero sólo por ahora, porque en el proceso de lograr visibilidad las pymes prometen empezar a levantar la voz. No toda la industria es la misma. Ayer, la Presidenta asumió ese desafío también: “Habrá empresas que necesitarán un tipo de intervención y otras, otro tipo”, dijo. Cuando empiecen a diferenciarse las políticas, aparecerán también las resistencias. Y con ellas, la necesidad de otro proceso cultural pendiente: el de democratizar la economía y a sus actores principales. Otra jugada de alto riesgo.

RepATrIaCIon dE CapTAlEs

La presidenta Cristina Fernández de Kirchner anunció este martes un paquete de medidas que incluyen la creación del Ministerio de la Producción, la regularización tributaria para las Pymes, la promoción del trabajo registrado con beneficios para las empresas y la repatriación de capitales, entre otras medidas, que apuntan a mantener el nivel del empleo, la producción y el consumo.

oBRaS PúBLicAs: TRABAJO MASIVO

La Presidenta aseguró que el plan que pondrá en marcha el Gobierno permitirá pasar de los 362 mil trabajadores de la construcción a más de 770 mil . Fue en el cierre de la convención anual de la Cámara Argentina de la Construcción.

eL MuNdO??? Por Stella Calloni

En momentos en que América Latina está sometida a una invasión silenciosa en varios frentes: político, económico, militar, científico, informativo, cultural, dentro del entramado de una renovada Doctrina de Seguridad nacional y su actualizado esquema contrainsurgente, la información se ha convertido en un arma de guerra.

La apropiación de los medios masivos de comunicación por el poder hegemónico mundial transformó la relación de estos con la sociedad y el arma de la desinformación forma parte de la guerra sicológica, como un elemento imprescindible para los nuevos diseños de contrainsurgencia trazados en las últimas décadas.

El objetivo es horadar proyectos políticos que resisten a los planteos hegemónicos y las operaciones de guerra sucia son utilizadas para avanzar en los nuevos planes geoestratégicos de recolonización de América Latina.
La ajustada red de medios que responden a un centro de diseños contrainsurgente, ha logrado socavar las instituciones más representativas de la vida soberana de nuestros pueblos.
Samir Amin

Como resultado tenemos ante nosotros una evidencia incuestionable. En palabras de Samir Amin estamos viendo cómo “la efectividad, la credibilidad, y la legitimidad de la democracia han sido horadadas (S) y es especialmente difícil hacer predicciones en un período como este cuando todos los mecanismos políticos e ideológicos que gobiernan la conducta de los diversos actores han desaparecido.

Cuando llegó a su fin el período de la post-Segunda Guerra Mundial, la estructura de la vida política colapsó. Tradicionalmente las luchas políticas y la vida política se dan en el contexto de los estados nacionales cuya legitimidad no era cuestionada. Yo señalo - decía Amin en una entrevista con la autora- que se cuestionaba la legitimidad de un gobierno, pero no la del Estado.”

Y en este sentido, hay que considerar que detrás y dentro de esos estados “”los partidos políticos, los sindicatos, organizaciones estudiantiles y diversas instituciones y todo aquello que los medios de comunicación llamaban “la clase política” eran la estructura básica del sistema en que se expresaban los movimientos políticos, las luchas de clases y las corrientes ideológicas.

Pero ahora nos encontramos que en todos los lugares del mundo estas instituciones han perdido en un grado u otro gran parte, sino toda, su legitimidad. La gente ya no cree en ellas y en su lugar, han surgido movimientos de diversa suerte, movimientos centrados en las demandas sectoriales, movimientos por la democracia o la justicia social, y movimientos que afirman su identidad como comunidades étnicas o religiosas. Esta nueva vida política es por eso altamente inestable””.

Por supuesto se marca como una excepción y una “recuperación” asombrosa la existencia de gobiernos que han logrado recuperar la confianza popular y cambiar este escenario en los últimos tiempos, provocando la ira del imperio.

Contando con las desacreditaciones que aún persisten, la guerra contrainsurgente se mueve como el pez en el agua. Puede fácilmente, alimentando a las derechas más fundamentalistas, también digitar movimientos sociales, grupos que tienen algunos referentes de izquierda, sectores diversos y derribar murallas que parecían inexpugnables. Y resulta fácil penetrar mediáticamente a todos los sectores desarmados ideológicamente y especialmente a las clases medias tanto altas como bajas en diversos países.

La torre de babel no sólo confunde a los pueblos desinformados y manipulados hasta la saciedad por el sistema, sino lamentablemente a lo que caracterizábamos en algunos casos como sectores “progresistas” o de izquierda, con una cantidad de matices cada vez más desdibujados.

En la era de la desinformación, los más sofisticados análisis sobre la incidencia de las nuevas tecnologías no pueden ignorar en planteamientos abstractos a los millones de muertos que dejó y deja la guerra contrainsurgente, la doctrina de seguridad nacional y el anticomunismo, que están en pleno auge bajo el disfraz de lucha antiterrorista, que impulsa Estados Unidos. Esto nos abarca a todos los latinoamericanos porque fuimos y somos considerados eufemísticamente el “patio trasero” lo que se traduce como la “reserva estratégica” del imperio.

Es evidente esta consideración en el diseño de la Nueva Seguridad Hemisférica anunciada por George W.Bush en el año 2002, que en realidad se actualiza sobre todas las experiencias anteriores.
Hay muchos nuevos elementos de la realidad para estudiar más allá de los propios enunciados del poder hegemónico.

Debemos saber cuáles son nuestras debilidades sobre las que estos proyectos pueden actuar más eficazmente y cuáles los argumentos para hacerlo. Por supuesto el apoderamiento de los medios masivos de información ha sido un paso estratégico para estos objetivos.

Por nuestra parte las democracias de los años 80-90, que nacieron bajo las imposiciones del poder mundial en reemplazo de las dictaduras- que, a su vez, cumplieron con su cometido de “limpiar el camino” mediante genocidio en la región para imponer más fácilmente y sin resistencias los nuevos planes de dominación -cambiaron las características de nuestras sociedades.

Era lógico que los gobiernos de “las democracias de seguridad” impuestos fracasarían ante las desesperadas expectativas de los pueblos que salían del terror absoluto. Esto también estaba previsto como el “desencanto” de las democracias.
Los medios cumplieron su labor terrorista como lo habían hecho durante las dictaduras para colaborar a destrozar la imagen que los pueblos tenían, en sus más soterradas memorias, de las democracias reales.

En esa situación, Samir Amin llamó la atención sobre las agendas del “culturalismo” cuando comienzan a surgir movimientos y “comunidades (religiosas, étnicas, sexuales, u otras) que tienen sus propios valores irreductibles, y que no precisamente tienen significación universal”, en tiempos en que existe una estrategia política global para el gobierno mundial.

“El objetivo de esta estrategia es producir la más grande fragmentación posible de fuerzas potencialmente hostiles al sistema, apadrinando la atomización de las formas estatales de organización de la sociedad (S.)
En conexión con esto, se da la bienvenida a la posibilidad de manipular demandas basadas en las identidades separadas. La cuestión de la identidad de la comunidad étnica, religiosa, o de cualquier otra clase es por eso uno de los problemas centrales de nuestro tiempo.

El principio democrático básico, que implica el respeto real por la diversidad (nacional, étnica, religiosa, cultural e ideológica), no puede mostrar ninguna excepción. La única manera de sostener la diversidad es mediante la práctica de una genuina democracia. Fallando esto, llega a ser inevitablemente un instrumento que el adversario puede usar para sus propios fines”, añadía.

Estos no son sino algunos señalamientos de cambios sociales que es necesario registrar en el abordaje del terreno en que actúa la contrainsurgencia informativa y lo que se ha logrado penetrar y confiscar.
Nos permite también analizar la significación que tienen los nuevos golpes “suaves” que tan bien promueven los medios de información masiva, los daños provocados por la intoxicación informática y como consecuencia la posibilidad de llevar a los pueblos a actuar contra sí mismos, como lo hemos visto en las recientes operaciones contrainsurgentes en diversos países de nuestra región.

Un ejemplo es lo actuado en Argentina entre marzo y junio de este año en el mal llamado “conflicto del campo”, que puso en evidencia la capacidad del sistema mediático contrainsurgente de actuar sobre una sociedad fragmentada y pasible de ser intoxicada o paralizada por una contundente acción mediática.
El país fue colocado al borde de un ³golpe suave² sin que fuera esto advertido por algunos sectores de la población, produciéndose el hecho de que algunas agrupaciones de izquierda actuaron junto a los sectores golpistas de la extrema derecha e incluso a figuras de la pasada dictadura militar.

La desinformación es el arma más activa en los nuevos ensayos de “golpes suaves” como hemos visto en los últimos tiempos especialmente en Bolivia.
Es una acción típica de contrainsurgencia donde se registran todas las variables de las “guerras sucias” y psicológicas, que a través del terrorismo mediático intentan erosionar las bases de gobiernos e instituciones, así como partidos o personalidades políticas, “no confiables” o “enemigas” del poder hegemónico. Y también activar los mecanismos golpistas, de todo tipo.

Se miente masiva y globalmente con una impunidad mafiosa y sin la posibilidad de una respuesta del mismo nivel, lo que deja a América Latina en manos de un poderoso enemigo, que además ataca deliberadamente al alma de los pueblos: su cultura y su identidad.

Los medios masivos de comunicación sustraídos a su función prioritaria de informar con veracidad y educar mediante programas específicos, resultan así sembradores de colonialismos tardíos y avanzadas coloniales sobre nuestros países.

Son tiempos en que la palabra mata y oculta crímenes brutales bajo envolturas de mensajes muy bien calculados. Las palabras son claves en diseños de guerras reales y cibernéticas, con comandos especializados, con criminales atípicos, que no llevan armas sino discursos mediáticos, tan destructivos como un misil. Los generales mediáticos y sus soldados, bien pagados y alimentados por la corrupción, son la avanzada primera de las tropas de ocupación.

El periodismo actual debe entender la responsabilidad que le cabe cuando sirve a los diseños políticos guerreristas, a los terrorismos de Estado, abiertos o encubiertos, cuyo mejor y trágico ejemplo es hoy Irak donde ya se registran más de un millón 200 mil muertos.

En este caso la actividad mediática es tan criminal como el que deja caer las bombas asesinas. Guantánamo es hoy un símbolo del silencio de una prensa que se autocensura como espectadora de un delito de lesa humanidad, transmitido pasivamente por las redes del poder mundial, sin que nadie actúe.

HISTORIAS OLVIDADAS
En nuestra historia reciente podemos registrar algunos acontecimientos claves como fue la brutal invasión a Panamá el 20 de diciembre de 1989, un antecedente básico de todo lo que se actuaría en la región y en el mundo en los años 90 y 2000. La invasión estuvo precedida por una campaña desinformativa que en este caso logró penetrar en sectores progresistas y de izquierda, paralizando acciones en defensa de un pueblo agredido como lo fue el panameño entonces.

En 1989 esta invasión marcó un hito sobre lo que vendría. La manipulación informativa sobre “las razones” que adujo Estados Unidos para invadir un pequeño país de poco más de dos millones de habitantes, dividido en dos por un enclave colonial que la potencia hegemónica mantenía desde principios del siglo pasado, fue increíble y burda y aún es imposible entender cómo se paralizó América Latina .

Los medios estadounidenses y sus repetidores mantuvieron la atención mundial sobre los sucesos en Rumania y la visión televisiva de Panamá fueron trazadoras de luces, mientras se cometía la atroz invasión con aviones, barcos, tropas, que salían desde las bases del Comando Sur, es decir desde el propio territorio panameño.
Fue uno de los actos de mayor cobardía, considerando que Panamá tenía fuerzas armadas incipientes (en formación) y sin ningún tipo de armas para resistir una invasión incluso mucho menor que la que sucedió.

Hasta hoy en la mayor parte del mundo se ignora que allí murieron miles de personas, y que hay desaparecidos, que inspiraron a las madres a hacer homenajes permanente arrojando flores al mar y que existen tumbas colectivas, de las que se han abierto sólo algunas para mostrar los horrores de la invasión.

Y en Estados Unidos se ocultó la cantidad de soldados muertos o heridos. Como Guantánamo, el silencio esconde la memoria de un pequeño país arrasado y sometido antes a una de las más descarnadas guerras sucias. Se ocultó, además, que en esa invasión se probaron nuevas armas y nuevas tecnologías de guerra. Panamá fue la “Guernica” de América.

Esta impunidad fue el experimento que necesitaba Estados Unidos para llevar adelante la llamada operación “Tormenta del desierto” al comenzar los años 90 donde se movilizó una coalición internacional para supuestamente obligar a Irak a retirarse de Kuwait, empleando varias de las armas y equipos, como los aviones silenciosos probados en Panamá. Era el preludio de los horrores del siglo XXI.

En ambos casos los medios informativos, con el modelo de la noticia continuada y al momento implantado por CNN, impusieron como verdad única e indiscutible la información que proveía el Pentágono estadounidense.
Estados Unidos y sus asociados podían actuar con las manos desatadas y sin ningún control, porque los medios masivos de comunicación en el mundo, salvo raras excepciones -que además tienen un escaso radio de influencia- transmitían los partes del Pentágono como información.

Todo el dispositivo de propaganda que Estados Unidos armó durante la Guerra Fría en su combate contra la entonces Unión Soviética, fue globalizado y después de la caída de la URSS, simplemente, sin competencia, alguna avanzó sobre el mundo.
Las miles de víctimas de ese poder siniestro y sigiloso, entre muertos, heridos, torturados, despojados y maltratados, han sido ocultadas por una desinformación tolerada o admitida. En muchos casos ayudada por la confusión de algunos intelectuales, que sin poder separar el árbol del bosque, trabajaron a favor de las falsas argumentaciones imperiales.

Ninguno de ellos tiene la humildad suficiente para volver atrás y reconocer el error, lo que también deja huérfanos de la verdad a los pueblos y posibilita la escasa solidaridad con las víctimas de estas guerras preventivas, sin límites y sin fronteras.

Otro caso que mostró las debilidades en nuestro propio campo, fue la desintegración programada de la ex Yugoslavia entre 1991 y 1995 y todo lo actuado en las diferentes etapas de esta desintegración con el más acabado diseño contrainsurgente de Estados Unidos, sus socios europeos y la OTAN.
Esto también desintegraría a las Naciones Unidas convertida en una presencia de papel en todos estos conflictos.

La desinformación y el acatamiento de algunos intelectuales a las campañas de guerra sucia y psicológica que fueron derrumbando las bases de la ex Yugoslavia y su desmoronamiento posterior, dejó una suma de pequeñas repúblicas, bien manejables a los efectos del control y la dominación en una zona estratégica.

No es casual que el ex embajador de Estados Unidos en Bolivia Philip Goldberg, experto en azuzar aparentes o reales conflictos étnicos y raciales, haya sido enviado en vía directa desde Kosovo a la Paz, de donde fue expulsado por el presidente Evo Morales. Todo un símbolo. Goldberg era un activo participante en el golpismo en ese país, y un activista del ejercicio de un terrorismo mediático en los medios que jaquean al presidente y al pueblo boliviano.

¿Estudiamos el terrorismo mediático aplicado en ambos casos o nos sometimos a la dinámica que nos impone el sistema de dejar atrás rápidamente esa historia de muerte y depredación, para admitir un hecho criminal como un hecho consumado e irreversible?.

EL TERRORISMO DE ESTADO MUNDIAL
Esto son sólo algunos ejemplos sugeridos para sumergirse a fondo en estas historias y otras que nos hubieran permitido establecer murallas en las batallas de ideas y un auténtico pensamiento crítico, sin abstracciones, porque de fortalecer la conciencia de los pueblos es de lo que se trata en todas estas elaboraciones.

Las simplificaciones asombrosas ayudan a los designios imperiales. Por ejemplo cuando hablamos de terrorismo imperial parece que todo hubiera comenzado como “una respuesta” al difuso accionar de un ambiguo “terrorismo internacional” fundamentalista, esquivo, inatrapable.

Al Qaeda, nacido de las propias entrañas del imperio, es un típico ejemplo de un “enemigo” que el poder hegemónico ubica a su antojo donde lo necesita, para justificar luego sus acciones, cómo a lo largo de su historia fabricó “enemigos” y atentados destinados a favorecer sus planes de dominación.

El terrorismo de Estado escenificado hoy por la potencia hegemónica, es tan viejo como el nacimiento de ese país y va desde la esclavitud o las matanzas indígenas a manos de los “civilizados” colonizadores, hasta las invasiones actuales y no sólo militares.
Casi nadie recuerda en estos tiempos que los colonos “ganaban” sus posesiones en Estados Unidos a sangre y fuego luchando aparentemente contra los “ejes del mal”, entonces personificados por las comunidades indígenas dueñas de esas tierras durante miles de años.

Estas acciones terroristas tenían reconocimiento explícito en Washington que daba la posesión de los territorios “ganados” al “enemigo”.

¿Y lo actuado en los tiempos de la expansión que costó tantas vidas y territorios a nuestra América en el siglo XIX y que prosiguió a lo largo del siglo XX, después de que el imperio naciente había frustrado nuestras independencias, situación que sigue con matices hasta nuestros días?

Fueron terroristas las formaciones de los asesinos paramilitares en la Centroamérica de los años 30 y en las invasiones posteriores, que dejaron miles de muertos en nuestra América. Y lo fueron las dictaduras “bananeras” y las de la Seguridad Nacional del siglo XX.

Es el mismo terrorismo que se aplica hoy, sólo que con nuevos métodos, fruto de las nuevas tecnologías y de la implantación de la dictadura global en los años 90.
Las democracias de la seguridad nacional (estadounidense) fueron trazadas mucho antes de los atentados que desplomaron las Torres Gemelas el 11 de septiembre de 2001, hecho que fue absolutamente funcional para las necesidades geoestratégicas de ponerlos en marcha y asegurarse el control del mundo en el siglo XXI.

Colombia, cuyo pueblo es víctima de un largo y sinuoso terrorismo de Estado encubierto, es un modelo para entender de qué tratan las democracias de Seguridad y supuestamente antiterroristas, que propone Washington.
Ese país, estratégicamente enclavado, es una espina de tuna en el corazón de América Latina. Cada día el terrorismo de Estado sigue cobrando nuevas víctimas. Y Colombia no está tan lejos como Irak para argumentar que no se sabe lo que pasa.

Es el país que más muertes por la violenta intervención estadounidense tiene a lo largo del siglo XX y hasta la actualidad.
El papel de los medios colombianos en estos tiempos requiere de una investigación y análisis como lo que se hizo con Ruanda. Y es urgente la respuesta solidaria al pueblo de Colombia, que resiste desde hace años, como uno de los pasos imprescindibles de una América Latina, si quiere concretar su independencia definitiva.

Es que hoy, ahora, Colombia es la sede del más ambicioso Plan Geoestratégico de Recolonización de la región, que se diversifica en otras derivaciones similares. El Plan Colombia y sus aledaños, como el Puebla Panamá (Mesoamérica ahora) o el Mérida de México y tantos otros, es la mayor amenaza sobre los pueblos de América Latina y el Caribe.

No hay demasiado tiempo para detener su paso por el continente, que además de registrar la presencia de bases y tropas estadounidenses con “inmunidad” para actuar, que recorren nuestras fronteras, tiene un ejército sin uniforme, ocupando casi todos nuestros países.

Está desplegado a través de las instituciones de inteligencia como el FBI, la CIA, la Dea y las inefables Fundaciones de nombres seductores y cuentan con miles de grupos de bases, al apoderarse de la mayoría de las Organizaciones No Gubernamentales (ONGS), una verdadera, silenciosa y disimulada avanzada contrainsurgente.

Montándose sobre la tragedia del desempleo, ofrecieron fondos de financiamiento supuestamente donados por “generosas fundaciones” para los proyectos de algunos grupos sociales, que en muchos casos no sabían lo que había detrás.

Basta estudiar las conexiones de algunas de esas fundaciones como la Nacional Edowment Founation,(NED) cínicamente llamada en español Fundación para la Democracia o la USAID (la antigua Agencia Internacional para el Desarrollo, de trágica historia) o el Instituto Republicano y otros, actuando como las “caras sociales” de la CIA, para advertir el impresionante listado de los nuevos cruzados civiles de la contrainsurgencia en América Latina.

Remozados los esquemas contrainsurgente y los Conflictos y Guerra de Baja Intensidad en los años 90, la escalada actual no es sino el cumplimiento de los enunciados de Seguridad Hemisférica y del diseño de la guerra preventiva, sin fronteras, sin límites, aboliendo todas las conquistas del derecho internacional, la soberanía y la autodeterminación de los pueblos.

Adolf Hitler hablaba de las fronteras seguras para extender el nazismo y así avanzó y sometió a varios países Ahora, con la misma concepción, Estados Unidos y sus asociados declaran que el mundo es todo en su conjunto la “frontera segura” en sus nuevos esquemas guerreristas.
Y detrás- lo dicen también abiertamente- están las necesidades cada vez más acuciantes de recursos naturales, que el capitalismo en su perverso esplendor dilapidó sin control.

Los medios privados y la incitación al genocidio.

Recientemente el Centro Internacional de Investigación y Desarrollo de Canadá publicó el informe “Los medios y el genocidio de Ruanda” editado por Allan Thompson (2007) donde se cita una declaración de Kofi Annan, ex secretario general de la ONU.

Hablando en la Escuela de Periodismo y Comunicación de la Universidad de Carleton en Ottawa, denunció Annan que “los medios de comunicación fueron usados en Ruanda para diseminar odio, para deshumanizar a la gente, y más aún para guiar a los genocidas hacia sus víctimas. Tres periodistas y propietarios de medios han sido encontrados culpables de Genocidio por el Tribunal Criminal Internacional para Ruanda, y también de incitación al genocidio, conspiración y de cometer crímenes contra la humanidad. Debemos encontrar una vía para responder a tales abusos de poder...”

Esta declaración fue silenciada a nivel mundial.
En el caso de Rwanda, Thompson habló de “los medios del odio en Ruanda‹a través de sus periodistas, locutores y ejecutivos‹que jugaron un rol instrumental en el establecimiento de las bases para el genocidio, luego participaron activamente en la campaña de exterminación”.

Al evaluar el veredicto de culpabilidad emitido por el Tribunal del Crimen Internacional en el juicio sostuvo que “el propósito de revisar el rol de los medios en el genocidio de Ruanda no es solo para recordar. Aún tenemos mucho que aprender sobre este particular y examinar la manera en que periodistas y empresas de medios se condujeron durante la tragedia y esto no es solo un ejercicio histórico. Tristemente, da la impresión que no hemos discernido ni entendido completamente las lecciones de Ruanda.”

El juicio estaba referido a los sucesos en Ruanda cuando el 6 de abril de 1994 el presidente de ese país Juvenal Habyarimana fue víctima de un atentado contra el avión en que viajaba que se estrelló, cuando se había logrado firmar la paz en Arusha, Tanzania en 1993 entre una población mayoritaria Hutu y la minoría Tutsi.

El mismo día medios locales atribuyeron el crimen a los tutsis y en la noche ya comenzaron los asesinatos de miles de ruandeses. Escuadrones de la muerte lanzaban granadas en todos los lugares y refugios.
Algo similar a lo ocurrido en 1948 cuando fue asesinado en Colombia, el líder liberal Jorge Eliécer Gaitán, que con un discurso socialista original era respaldado por las mayorías populares. La mano de la CIA actuó entonces y la rebelión del pueblo fue sofocada por una brutal represión y el uso de los “pájaros” (paramilitares) que sembraron la muerte en los campos colombianos. Se calcula en 300 mil los muertos por la llamada “violencia” entonces.

En Ruanda se calcularon alrededor de un millón de muertos y en el año 2003, “”el veredicto en el Juicio a los Medios de los ejecutivos de la estación RTLM y el periódico Kangura, el Tribunal Criminal Internacional para Ruanda confirmó sin ninguna duda el rol de los Medios privados de comunicación en los asesinatos(...)demonizando a los Tutsi y acusándolos de poseer inherentemente condiciones diabólicas, igualando grupos étnicos con “el enemigo” y presentando a sus mujeres como “seductores agentes” enemigos. Los medios llamaron a la exterminación de los grupos étnicos Tutsi como una respuesta a la amenaza política que ellos asociaban con esta etnia”” (Veredicto del tribunal 2003: parágrafo 72)

Thompson estima “que gran parte de la matanza hubiera podido evitarse de no haber sido por el papel jugado por los medios” y finalizó su trabajo con un grito “de la humanidad” a los periodistas para que asuman sus responsabilidades.
Si he citado la tragedia de Ruanda es para preguntar ¿qué nos recuerda todo esto, mientras el mundo mira impasible el genocidio que cometen los invasores y ocupantes de Irak, contra el pueblo de ese país?.

Afganistán a Irak fueron señalados como “los ejes del mal”. Pero para que existiera la posibilidad de invadir y ocupar ambos países los periodistas mayoritariamente se prestaron a la confabulación más grosera de la mentira. Los medios mintieron a sabiendas de que cada palabra mataba a centenares de seres humanos. ¿Quién los castiga?.

LA OPERACIÓN COLOMBO
De la misma manera que en el caso de Ruanda se silenció el castigo reciente de la justicia chilena a los medios de comunicación y periodistas que participaron en la Operación Colombo planeada por la dictadura de Augusto Pinochet con la ayuda de la CIA, los escuadrones de la muerte de la Triple A (Alianza Anticomunista Argentina) y sectores de inteligencia y seguridad del gobierno argentino de entonces (1975).
La prensa fue clave para este engendro contrainsurgente de “guerra sucia”, cuando Pinochet elaboró un plan para engañar a Naciones Unidas que le reclamaba por una lista de 119 personas desaparecidas.

Entonces se decidió que harían aparecer cadáveres en Argentina en distintos lugares, a los que se colocó entre las ropas documentos falsos, que tenían el nombre de cinco de los chilenos que demandaba la ONU. Pero además sobre los cadáveres se extendieron pancartas donde supuestamente se trataba de una “venganza” del Movimiento de Izquierda Revolucionaria (MIR) de Chile. Es decir que los presuntos exilados se estaban peleando entre sí.

Por otra parte se armó un conjunto de informaciones en medios de Argentina, Brasil y México, que debían ser “tomadas” por la prensa chilena-entre ellos el diario El Mercurio”- mintiendo sobre un enfrentamiento en la zona de la frontera argentino-chilena, entre grupos de guerrillas que supuestamente intentaban entrar-como si fuera un juego de niños cruzar la cordillera- para actuar en Chile, lo que agregaba otros 69 muertos supuestamente en enfrentamientos que nunca sucedieron.

Esta información apareció entre otros medios en el diario O¹Día de Brasil, al que se le entregó una buena suma de dinero cuando estaba en quiebra. En Argentina los hombres de José López Rega el ex ministro de Bienestar Social del último gobierno del general Juan Domingo Perón( entre 1973 y 1974) y creador de la Triple A hizo publicar por una sola vez la revista “Lea”.

En esa edición la presidenta María Estela Martínez de Perón, que había sucedido a su esposo fallecido en julio de 1974, dijo estar asqueada “por la peleas en que se estaban matando los izquierdistas chilenos”.
Lo cierto es que todos los de la lista estaban desaparecidos en Chile y hasta ahora nadie sabe a quien pertenecían los cadáveres encontrados en la Argentina.

La justicia llegó tarde, pero llegó y en este caso 33 años, se impuso el pago de una indemnización al periódico El Mercurio y otros que participaron en esta ronda de ocultamiento y muerte. Y también se impusieron castigos a los periodistas participantes en esta siniestra acción contrainsurgente.

Vale recordar que cuando los comandos de la CIA, la DINA, y los grupos terroristas cubano- norteamericanos de Miami, asesinaron en un atentado en Washington a Orlando Letelier, ex ministro del heroico presidente chileno Salvador Allende, en septiembre de 1976, el entonces jefe de la CIA George Bush (padre) dijo a la prensa de su país, siguiendo el esquema de la Operación Colombo, que había sido “una acción de venganza de izquierdistas refugiados”.

Bush sabía muy bien quien había matado a Letelier porque eran sus propios hombres de la CIA y los grupos cubanos que visitaban a diario sus oficinas donde se trazaban infinidad de ataques terroristas, como el que sucedió poco tiempo después contra el avión cubano en Barbados y que dejó 73 víctimas.

Ahora la posibilidad de hacer lo mismo que se hizo en aquellas operaciones contrainsurgentes se puede escenificar a nivel mundial ya que una sola potencia y sus comerciantes de la información controlan la mayoría de los medios.

En nuestros países los medios masivos y monopólicos son simplemente reproductores conscientes de un proyecto de desinformación que puede llevar muerte y destrucción y viola derechos soberanos y universales.

Ya en los años 90, en los nuevos trazados de la GBI los enemigos eran el narcotráfico, el terrorismo, el narcoterrorismo, las insurgencias ligados a estos, previendo conflictos sociales de envergadura, resurgimientos indígenas, campesinos, como una respuesta al plan neoliberal sin anestesia que se impondría.

Uno de los planes estratégicos prioritarios fue el apoderamiento de todos los medios masivos de comunicación concentrados bajo un poder central. La TV en sus manos, el control de las nuevas tecnologías, significaba asegurar el primer golpe de la guerra que ya se trazaba como lo que es ahora.

Como lo han señalado varios analistas, entre ellos Thierry Meyssan bien sirvió el concepto de “información contínua” por la forma en que difunde imágenes en forma inmediata y esto hace que los televidentes crean que están absolutamente informados, cuando sólo se le muestran hechos registrados al momento, manipulados y sin contenido alguno.

Como dice Meyssan “el periodismo no es una técnica de descripción, sino un arte de la comprensión. Lejos de garantizar la verdad, la inmediatez la hace vulnerable a las apariencias y a los prejuicios”
Que hay fugas, las hay, pero son infinitamente menores a lo que logrará el equipo mundial de desinformación en su tarea de ocultar y deformar la realidad.

VOLVER A LAS FUENTES
Estudiar lo actuado, por ejemplo en Guatemala cuando Estados Unidos invadió ese país en 1954, o en Cuba en 1961, en su intento de invasión a la isla que fue derrotado por el gobierno revolucionario y el pueblo heroico, o en Santo Domingo en 1965 para impedir la asunción de líder Juan Bosch o más cercanamente el golpe contra el presidente Salvador Allende en 1973 en Chile, para entender que nada ha cambiado en la matriz terrorista del imperio.

El calco de lo actuado contra Allende y la Unidad popular en Chile nos lleva inevitablemente, al entramado que precedió al golpe contra el presidente Hugo Chávez en Venezuela en abril del 2002 .
En este caso hay que recordar la histórica derrota de esa asonada a manos del pueblo venezolano y sectores patrióticos del ejército, que reinstaló al mandatario menos de 48 horas después, lo que nunca había sucedido en el mundo.

Esto y las sucesivas votaciones del pueblo venezolano significaron también la derrota de la campaña de terrorismo mediático, a los que la Ned, USAID y otras fundaciones estadounidenses destinaron millones de dólares. En Venezuela- como otro hito histórico se rescató de los rescoldos de la buena memoria el pensamiento contra-hegemónico básico en estos tiempos como es el bolivarismo, con que ya Simón Bolívar desafió al imperio en el siglo XIX.

Y también podemos comparar visiblemente lo actuado por la CIA en Chile y lo que ha sucedido en los últimos tiempos contra el presidente Evo Morales, que como Allende fue perseguido desde mucho antes de llegar al poder, como lo admiten documentos descubiertos en Estados Unidos.

Lo que no se dice tampoco, es la calidad de la resistencia latinoamericana en nuestros tiempos, la conformación de un nuevo mapa, que con las diferencias visibles entre algunos países, ha protagonizado los más serios desafíos a Estados Unidos, propinando derrotas diplomáticas y otras que son ya parte de la historia de las resistencias.
A nivel popular no hay un continente que registre tal cantidad y calidad de movilizaciones populares en el mundo, como sucede en América Latina.

A punto de cumplir 50 años, la revolución cubana, en una isla pequeña, situada sólo a 90 millas de la mayor potencia hegemónica del mundo, estamos celebrando la mayor hazaña ocurrida en nuestro continente ante el heroísmo y la capacidad de resistencia de un pueblo sitiado por un bloqueo medioeval desde hace casi medio siglo y por los constantes ataques de este terrorismo de Estado mundial del que hablamos.

¿Cómo lo hizo?. Es una historia única en el mundo y un hito para la humanidad.
Cuba fue la única luz que brilló en momentos de tinieblas en nuestra América.
Y a esa revolución le debemos haber podido responder- gracias a su eterna solidaridad- a muchos de los golpes contrainsurgentes que llevan casi dos siglos sobre nuestros pueblos.

Esto nos obliga a buscar caminos de resistencias múltiples. Ha llegado la hora de recuperar la palabra, de instalar la verdad sobre las mentiras que hacen cómplices a los pueblos de crímenes atroces, por ignorancia o confusión.

Este es el siglo de América Latina, es la hora de los pueblos. No perdamos uno de los momentos claves en la historia de lucha por recuperar nuestras independencias definitivas y con esto también nuestros medios de comunicación, nuestra formas auténticas de expresión y las culturas adormecidas.

Estamos constantemente hablando de temas como las consecuencias de la enorme concentración del poder en los medios de comunicación. Tenemos cifras, datos incuestionables, denuncias que vienen desde hace tiempo en distintos congresos, pero en este punto hoy es escasa la reflexión sobre qué hacer frente a esta ofensiva mediática.

Nosotros tenemos que revisarlo todo. Existe un momento histórico único, pero podemos perderlo a pesar de que está en nuestras manos hacer algo distinto. Que el siglo XXI sea el de América Latina Libre como un homenaje a todos los que lucharon desde los inicios de la colonización hasta nuestros días.

eL MuNdO??? Por Stella Calloni

En momentos en que América Latina está sometida a una invasión silenciosa en varios frentes: político, económico, militar, científico, informativo, cultural, dentro del entramado de una renovada Doctrina de Seguridad nacional y su actualizado esquema contrainsurgente, la información se ha convertido en un arma de guerra.

La apropiación de los medios masivos de comunicación por el poder hegemónico mundial transformó la relación de estos con la sociedad y el arma de la desinformación forma parte de la guerra sicológica, como un elemento imprescindible para los nuevos diseños de contrainsurgencia trazados en las últimas décadas.

El objetivo es horadar proyectos políticos que resisten a los planteos hegemónicos y las operaciones de guerra sucia son utilizadas para avanzar en los nuevos planes geoestratégicos de recolonización de América Latina.
La ajustada red de medios que responden a un centro de diseños contrainsurgente, ha logrado socavar las instituciones más representativas de la vida soberana de nuestros pueblos.
Samir Amin

Como resultado tenemos ante nosotros una evidencia incuestionable. En palabras de Samir Amin estamos viendo cómo “la efectividad, la credibilidad, y la legitimidad de la democracia han sido horadadas (S) y es especialmente difícil hacer predicciones en un período como este cuando todos los mecanismos políticos e ideológicos que gobiernan la conducta de los diversos actores han desaparecido.

Cuando llegó a su fin el período de la post-Segunda Guerra Mundial, la estructura de la vida política colapsó. Tradicionalmente las luchas políticas y la vida política se dan en el contexto de los estados nacionales cuya legitimidad no era cuestionada. Yo señalo - decía Amin en una entrevista con la autora- que se cuestionaba la legitimidad de un gobierno, pero no la del Estado.”

Y en este sentido, hay que considerar que detrás y dentro de esos estados “”los partidos políticos, los sindicatos, organizaciones estudiantiles y diversas instituciones y todo aquello que los medios de comunicación llamaban “la clase política” eran la estructura básica del sistema en que se expresaban los movimientos políticos, las luchas de clases y las corrientes ideológicas.

Pero ahora nos encontramos que en todos los lugares del mundo estas instituciones han perdido en un grado u otro gran parte, sino toda, su legitimidad. La gente ya no cree en ellas y en su lugar, han surgido movimientos de diversa suerte, movimientos centrados en las demandas sectoriales, movimientos por la democracia o la justicia social, y movimientos que afirman su identidad como comunidades étnicas o religiosas. Esta nueva vida política es por eso altamente inestable””.

Por supuesto se marca como una excepción y una “recuperación” asombrosa la existencia de gobiernos que han logrado recuperar la confianza popular y cambiar este escenario en los últimos tiempos, provocando la ira del imperio.

Contando con las desacreditaciones que aún persisten, la guerra contrainsurgente se mueve como el pez en el agua. Puede fácilmente, alimentando a las derechas más fundamentalistas, también digitar movimientos sociales, grupos que tienen algunos referentes de izquierda, sectores diversos y derribar murallas que parecían inexpugnables. Y resulta fácil penetrar mediáticamente a todos los sectores desarmados ideológicamente y especialmente a las clases medias tanto altas como bajas en diversos países.

La torre de babel no sólo confunde a los pueblos desinformados y manipulados hasta la saciedad por el sistema, sino lamentablemente a lo que caracterizábamos en algunos casos como sectores “progresistas” o de izquierda, con una cantidad de matices cada vez más desdibujados.

En la era de la desinformación, los más sofisticados análisis sobre la incidencia de las nuevas tecnologías no pueden ignorar en planteamientos abstractos a los millones de muertos que dejó y deja la guerra contrainsurgente, la doctrina de seguridad nacional y el anticomunismo, que están en pleno auge bajo el disfraz de lucha antiterrorista, que impulsa Estados Unidos. Esto nos abarca a todos los latinoamericanos porque fuimos y somos considerados eufemísticamente el “patio trasero” lo que se traduce como la “reserva estratégica” del imperio.

Es evidente esta consideración en el diseño de la Nueva Seguridad Hemisférica anunciada por George W.Bush en el año 2002, que en realidad se actualiza sobre todas las experiencias anteriores.
Hay muchos nuevos elementos de la realidad para estudiar más allá de los propios enunciados del poder hegemónico.

Debemos saber cuáles son nuestras debilidades sobre las que estos proyectos pueden actuar más eficazmente y cuáles los argumentos para hacerlo. Por supuesto el apoderamiento de los medios masivos de información ha sido un paso estratégico para estos objetivos.

Por nuestra parte las democracias de los años 80-90, que nacieron bajo las imposiciones del poder mundial en reemplazo de las dictaduras- que, a su vez, cumplieron con su cometido de “limpiar el camino” mediante genocidio en la región para imponer más fácilmente y sin resistencias los nuevos planes de dominación -cambiaron las características de nuestras sociedades.

Era lógico que los gobiernos de “las democracias de seguridad” impuestos fracasarían ante las desesperadas expectativas de los pueblos que salían del terror absoluto. Esto también estaba previsto como el “desencanto” de las democracias.
Los medios cumplieron su labor terrorista como lo habían hecho durante las dictaduras para colaborar a destrozar la imagen que los pueblos tenían, en sus más soterradas memorias, de las democracias reales.

En esa situación, Samir Amin llamó la atención sobre las agendas del “culturalismo” cuando comienzan a surgir movimientos y “comunidades (religiosas, étnicas, sexuales, u otras) que tienen sus propios valores irreductibles, y que no precisamente tienen significación universal”, en tiempos en que existe una estrategia política global para el gobierno mundial.

“El objetivo de esta estrategia es producir la más grande fragmentación posible de fuerzas potencialmente hostiles al sistema, apadrinando la atomización de las formas estatales de organización de la sociedad (S.)
En conexión con esto, se da la bienvenida a la posibilidad de manipular demandas basadas en las identidades separadas. La cuestión de la identidad de la comunidad étnica, religiosa, o de cualquier otra clase es por eso uno de los problemas centrales de nuestro tiempo.

El principio democrático básico, que implica el respeto real por la diversidad (nacional, étnica, religiosa, cultural e ideológica), no puede mostrar ninguna excepción. La única manera de sostener la diversidad es mediante la práctica de una genuina democracia. Fallando esto, llega a ser inevitablemente un instrumento que el adversario puede usar para sus propios fines”, añadía.

Estos no son sino algunos señalamientos de cambios sociales que es necesario registrar en el abordaje del terreno en que actúa la contrainsurgencia informativa y lo que se ha logrado penetrar y confiscar.
Nos permite también analizar la significación que tienen los nuevos golpes “suaves” que tan bien promueven los medios de información masiva, los daños provocados por la intoxicación informática y como consecuencia la posibilidad de llevar a los pueblos a actuar contra sí mismos, como lo hemos visto en las recientes operaciones contrainsurgentes en diversos países de nuestra región.

Un ejemplo es lo actuado en Argentina entre marzo y junio de este año en el mal llamado “conflicto del campo”, que puso en evidencia la capacidad del sistema mediático contrainsurgente de actuar sobre una sociedad fragmentada y pasible de ser intoxicada o paralizada por una contundente acción mediática.
El país fue colocado al borde de un ³golpe suave² sin que fuera esto advertido por algunos sectores de la población, produciéndose el hecho de que algunas agrupaciones de izquierda actuaron junto a los sectores golpistas de la extrema derecha e incluso a figuras de la pasada dictadura militar.

La desinformación es el arma más activa en los nuevos ensayos de “golpes suaves” como hemos visto en los últimos tiempos especialmente en Bolivia.
Es una acción típica de contrainsurgencia donde se registran todas las variables de las “guerras sucias” y psicológicas, que a través del terrorismo mediático intentan erosionar las bases de gobiernos e instituciones, así como partidos o personalidades políticas, “no confiables” o “enemigas” del poder hegemónico. Y también activar los mecanismos golpistas, de todo tipo.

Se miente masiva y globalmente con una impunidad mafiosa y sin la posibilidad de una respuesta del mismo nivel, lo que deja a América Latina en manos de un poderoso enemigo, que además ataca deliberadamente al alma de los pueblos: su cultura y su identidad.

Los medios masivos de comunicación sustraídos a su función prioritaria de informar con veracidad y educar mediante programas específicos, resultan así sembradores de colonialismos tardíos y avanzadas coloniales sobre nuestros países.

Son tiempos en que la palabra mata y oculta crímenes brutales bajo envolturas de mensajes muy bien calculados. Las palabras son claves en diseños de guerras reales y cibernéticas, con comandos especializados, con criminales atípicos, que no llevan armas sino discursos mediáticos, tan destructivos como un misil. Los generales mediáticos y sus soldados, bien pagados y alimentados por la corrupción, son la avanzada primera de las tropas de ocupación.

El periodismo actual debe entender la responsabilidad que le cabe cuando sirve a los diseños políticos guerreristas, a los terrorismos de Estado, abiertos o encubiertos, cuyo mejor y trágico ejemplo es hoy Irak donde ya se registran más de un millón 200 mil muertos.

En este caso la actividad mediática es tan criminal como el que deja caer las bombas asesinas. Guantánamo es hoy un símbolo del silencio de una prensa que se autocensura como espectadora de un delito de lesa humanidad, transmitido pasivamente por las redes del poder mundial, sin que nadie actúe.

HISTORIAS OLVIDADAS
En nuestra historia reciente podemos registrar algunos acontecimientos claves como fue la brutal invasión a Panamá el 20 de diciembre de 1989, un antecedente básico de todo lo que se actuaría en la región y en el mundo en los años 90 y 2000. La invasión estuvo precedida por una campaña desinformativa que en este caso logró penetrar en sectores progresistas y de izquierda, paralizando acciones en defensa de un pueblo agredido como lo fue el panameño entonces.

En 1989 esta invasión marcó un hito sobre lo que vendría. La manipulación informativa sobre “las razones” que adujo Estados Unidos para invadir un pequeño país de poco más de dos millones de habitantes, dividido en dos por un enclave colonial que la potencia hegemónica mantenía desde principios del siglo pasado, fue increíble y burda y aún es imposible entender cómo se paralizó América Latina .

Los medios estadounidenses y sus repetidores mantuvieron la atención mundial sobre los sucesos en Rumania y la visión televisiva de Panamá fueron trazadoras de luces, mientras se cometía la atroz invasión con aviones, barcos, tropas, que salían desde las bases del Comando Sur, es decir desde el propio territorio panameño.
Fue uno de los actos de mayor cobardía, considerando que Panamá tenía fuerzas armadas incipientes (en formación) y sin ningún tipo de armas para resistir una invasión incluso mucho menor que la que sucedió.

Hasta hoy en la mayor parte del mundo se ignora que allí murieron miles de personas, y que hay desaparecidos, que inspiraron a las madres a hacer homenajes permanente arrojando flores al mar y que existen tumbas colectivas, de las que se han abierto sólo algunas para mostrar los horrores de la invasión.

Y en Estados Unidos se ocultó la cantidad de soldados muertos o heridos. Como Guantánamo, el silencio esconde la memoria de un pequeño país arrasado y sometido antes a una de las más descarnadas guerras sucias. Se ocultó, además, que en esa invasión se probaron nuevas armas y nuevas tecnologías de guerra. Panamá fue la “Guernica” de América.

Esta impunidad fue el experimento que necesitaba Estados Unidos para llevar adelante la llamada operación “Tormenta del desierto” al comenzar los años 90 donde se movilizó una coalición internacional para supuestamente obligar a Irak a retirarse de Kuwait, empleando varias de las armas y equipos, como los aviones silenciosos probados en Panamá. Era el preludio de los horrores del siglo XXI.

En ambos casos los medios informativos, con el modelo de la noticia continuada y al momento implantado por CNN, impusieron como verdad única e indiscutible la información que proveía el Pentágono estadounidense.
Estados Unidos y sus asociados podían actuar con las manos desatadas y sin ningún control, porque los medios masivos de comunicación en el mundo, salvo raras excepciones -que además tienen un escaso radio de influencia- transmitían los partes del Pentágono como información.

Todo el dispositivo de propaganda que Estados Unidos armó durante la Guerra Fría en su combate contra la entonces Unión Soviética, fue globalizado y después de la caída de la URSS, simplemente, sin competencia, alguna avanzó sobre el mundo.
Las miles de víctimas de ese poder siniestro y sigiloso, entre muertos, heridos, torturados, despojados y maltratados, han sido ocultadas por una desinformación tolerada o admitida. En muchos casos ayudada por la confusión de algunos intelectuales, que sin poder separar el árbol del bosque, trabajaron a favor de las falsas argumentaciones imperiales.

Ninguno de ellos tiene la humildad suficiente para volver atrás y reconocer el error, lo que también deja huérfanos de la verdad a los pueblos y posibilita la escasa solidaridad con las víctimas de estas guerras preventivas, sin límites y sin fronteras.

Otro caso que mostró las debilidades en nuestro propio campo, fue la desintegración programada de la ex Yugoslavia entre 1991 y 1995 y todo lo actuado en las diferentes etapas de esta desintegración con el más acabado diseño contrainsurgente de Estados Unidos, sus socios europeos y la OTAN.
Esto también desintegraría a las Naciones Unidas convertida en una presencia de papel en todos estos conflictos.

La desinformación y el acatamiento de algunos intelectuales a las campañas de guerra sucia y psicológica que fueron derrumbando las bases de la ex Yugoslavia y su desmoronamiento posterior, dejó una suma de pequeñas repúblicas, bien manejables a los efectos del control y la dominación en una zona estratégica.

No es casual que el ex embajador de Estados Unidos en Bolivia Philip Goldberg, experto en azuzar aparentes o reales conflictos étnicos y raciales, haya sido enviado en vía directa desde Kosovo a la Paz, de donde fue expulsado por el presidente Evo Morales. Todo un símbolo. Goldberg era un activo participante en el golpismo en ese país, y un activista del ejercicio de un terrorismo mediático en los medios que jaquean al presidente y al pueblo boliviano.

¿Estudiamos el terrorismo mediático aplicado en ambos casos o nos sometimos a la dinámica que nos impone el sistema de dejar atrás rápidamente esa historia de muerte y depredación, para admitir un hecho criminal como un hecho consumado e irreversible?.

EL TERRORISMO DE ESTADO MUNDIAL
Esto son sólo algunos ejemplos sugeridos para sumergirse a fondo en estas historias y otras que nos hubieran permitido establecer murallas en las batallas de ideas y un auténtico pensamiento crítico, sin abstracciones, porque de fortalecer la conciencia de los pueblos es de lo que se trata en todas estas elaboraciones.

Las simplificaciones asombrosas ayudan a los designios imperiales. Por ejemplo cuando hablamos de terrorismo imperial parece que todo hubiera comenzado como “una respuesta” al difuso accionar de un ambiguo “terrorismo internacional” fundamentalista, esquivo, inatrapable.

Al Qaeda, nacido de las propias entrañas del imperio, es un típico ejemplo de un “enemigo” que el poder hegemónico ubica a su antojo donde lo necesita, para justificar luego sus acciones, cómo a lo largo de su historia fabricó “enemigos” y atentados destinados a favorecer sus planes de dominación.

El terrorismo de Estado escenificado hoy por la potencia hegemónica, es tan viejo como el nacimiento de ese país y va desde la esclavitud o las matanzas indígenas a manos de los “civilizados” colonizadores, hasta las invasiones actuales y no sólo militares.
Casi nadie recuerda en estos tiempos que los colonos “ganaban” sus posesiones en Estados Unidos a sangre y fuego luchando aparentemente contra los “ejes del mal”, entonces personificados por las comunidades indígenas dueñas de esas tierras durante miles de años.

Estas acciones terroristas tenían reconocimiento explícito en Washington que daba la posesión de los territorios “ganados” al “enemigo”.

¿Y lo actuado en los tiempos de la expansión que costó tantas vidas y territorios a nuestra América en el siglo XIX y que prosiguió a lo largo del siglo XX, después de que el imperio naciente había frustrado nuestras independencias, situación que sigue con matices hasta nuestros días?

Fueron terroristas las formaciones de los asesinos paramilitares en la Centroamérica de los años 30 y en las invasiones posteriores, que dejaron miles de muertos en nuestra América. Y lo fueron las dictaduras “bananeras” y las de la Seguridad Nacional del siglo XX.

Es el mismo terrorismo que se aplica hoy, sólo que con nuevos métodos, fruto de las nuevas tecnologías y de la implantación de la dictadura global en los años 90.
Las democracias de la seguridad nacional (estadounidense) fueron trazadas mucho antes de los atentados que desplomaron las Torres Gemelas el 11 de septiembre de 2001, hecho que fue absolutamente funcional para las necesidades geoestratégicas de ponerlos en marcha y asegurarse el control del mundo en el siglo XXI.

Colombia, cuyo pueblo es víctima de un largo y sinuoso terrorismo de Estado encubierto, es un modelo para entender de qué tratan las democracias de Seguridad y supuestamente antiterroristas, que propone Washington.
Ese país, estratégicamente enclavado, es una espina de tuna en el corazón de América Latina. Cada día el terrorismo de Estado sigue cobrando nuevas víctimas. Y Colombia no está tan lejos como Irak para argumentar que no se sabe lo que pasa.

Es el país que más muertes por la violenta intervención estadounidense tiene a lo largo del siglo XX y hasta la actualidad.
El papel de los medios colombianos en estos tiempos requiere de una investigación y análisis como lo que se hizo con Ruanda. Y es urgente la respuesta solidaria al pueblo de Colombia, que resiste desde hace años, como uno de los pasos imprescindibles de una América Latina, si quiere concretar su independencia definitiva.

Es que hoy, ahora, Colombia es la sede del más ambicioso Plan Geoestratégico de Recolonización de la región, que se diversifica en otras derivaciones similares. El Plan Colombia y sus aledaños, como el Puebla Panamá (Mesoamérica ahora) o el Mérida de México y tantos otros, es la mayor amenaza sobre los pueblos de América Latina y el Caribe.

No hay demasiado tiempo para detener su paso por el continente, que además de registrar la presencia de bases y tropas estadounidenses con “inmunidad” para actuar, que recorren nuestras fronteras, tiene un ejército sin uniforme, ocupando casi todos nuestros países.

Está desplegado a través de las instituciones de inteligencia como el FBI, la CIA, la Dea y las inefables Fundaciones de nombres seductores y cuentan con miles de grupos de bases, al apoderarse de la mayoría de las Organizaciones No Gubernamentales (ONGS), una verdadera, silenciosa y disimulada avanzada contrainsurgente.

Montándose sobre la tragedia del desempleo, ofrecieron fondos de financiamiento supuestamente donados por “generosas fundaciones” para los proyectos de algunos grupos sociales, que en muchos casos no sabían lo que había detrás.

Basta estudiar las conexiones de algunas de esas fundaciones como la Nacional Edowment Founation,(NED) cínicamente llamada en español Fundación para la Democracia o la USAID (la antigua Agencia Internacional para el Desarrollo, de trágica historia) o el Instituto Republicano y otros, actuando como las “caras sociales” de la CIA, para advertir el impresionante listado de los nuevos cruzados civiles de la contrainsurgencia en América Latina.

Remozados los esquemas contrainsurgente y los Conflictos y Guerra de Baja Intensidad en los años 90, la escalada actual no es sino el cumplimiento de los enunciados de Seguridad Hemisférica y del diseño de la guerra preventiva, sin fronteras, sin límites, aboliendo todas las conquistas del derecho internacional, la soberanía y la autodeterminación de los pueblos.

Adolf Hitler hablaba de las fronteras seguras para extender el nazismo y así avanzó y sometió a varios países Ahora, con la misma concepción, Estados Unidos y sus asociados declaran que el mundo es todo en su conjunto la “frontera segura” en sus nuevos esquemas guerreristas.
Y detrás- lo dicen también abiertamente- están las necesidades cada vez más acuciantes de recursos naturales, que el capitalismo en su perverso esplendor dilapidó sin control.

Los medios privados y la incitación al genocidio.

Recientemente el Centro Internacional de Investigación y Desarrollo de Canadá publicó el informe “Los medios y el genocidio de Ruanda” editado por Allan Thompson (2007) donde se cita una declaración de Kofi Annan, ex secretario general de la ONU.

Hablando en la Escuela de Periodismo y Comunicación de la Universidad de Carleton en Ottawa, denunció Annan que “los medios de comunicación fueron usados en Ruanda para diseminar odio, para deshumanizar a la gente, y más aún para guiar a los genocidas hacia sus víctimas. Tres periodistas y propietarios de medios han sido encontrados culpables de Genocidio por el Tribunal Criminal Internacional para Ruanda, y también de incitación al genocidio, conspiración y de cometer crímenes contra la humanidad. Debemos encontrar una vía para responder a tales abusos de poder...”

Esta declaración fue silenciada a nivel mundial.
En el caso de Rwanda, Thompson habló de “los medios del odio en Ruanda‹a través de sus periodistas, locutores y ejecutivos‹que jugaron un rol instrumental en el establecimiento de las bases para el genocidio, luego participaron activamente en la campaña de exterminación”.

Al evaluar el veredicto de culpabilidad emitido por el Tribunal del Crimen Internacional en el juicio sostuvo que “el propósito de revisar el rol de los medios en el genocidio de Ruanda no es solo para recordar. Aún tenemos mucho que aprender sobre este particular y examinar la manera en que periodistas y empresas de medios se condujeron durante la tragedia y esto no es solo un ejercicio histórico. Tristemente, da la impresión que no hemos discernido ni entendido completamente las lecciones de Ruanda.”

El juicio estaba referido a los sucesos en Ruanda cuando el 6 de abril de 1994 el presidente de ese país Juvenal Habyarimana fue víctima de un atentado contra el avión en que viajaba que se estrelló, cuando se había logrado firmar la paz en Arusha, Tanzania en 1993 entre una población mayoritaria Hutu y la minoría Tutsi.

El mismo día medios locales atribuyeron el crimen a los tutsis y en la noche ya comenzaron los asesinatos de miles de ruandeses. Escuadrones de la muerte lanzaban granadas en todos los lugares y refugios.
Algo similar a lo ocurrido en 1948 cuando fue asesinado en Colombia, el líder liberal Jorge Eliécer Gaitán, que con un discurso socialista original era respaldado por las mayorías populares. La mano de la CIA actuó entonces y la rebelión del pueblo fue sofocada por una brutal represión y el uso de los “pájaros” (paramilitares) que sembraron la muerte en los campos colombianos. Se calcula en 300 mil los muertos por la llamada “violencia” entonces.

En Ruanda se calcularon alrededor de un millón de muertos y en el año 2003, “”el veredicto en el Juicio a los Medios de los ejecutivos de la estación RTLM y el periódico Kangura, el Tribunal Criminal Internacional para Ruanda confirmó sin ninguna duda el rol de los Medios privados de comunicación en los asesinatos(...)demonizando a los Tutsi y acusándolos de poseer inherentemente condiciones diabólicas, igualando grupos étnicos con “el enemigo” y presentando a sus mujeres como “seductores agentes” enemigos. Los medios llamaron a la exterminación de los grupos étnicos Tutsi como una respuesta a la amenaza política que ellos asociaban con esta etnia”” (Veredicto del tribunal 2003: parágrafo 72)

Thompson estima “que gran parte de la matanza hubiera podido evitarse de no haber sido por el papel jugado por los medios” y finalizó su trabajo con un grito “de la humanidad” a los periodistas para que asuman sus responsabilidades.
Si he citado la tragedia de Ruanda es para preguntar ¿qué nos recuerda todo esto, mientras el mundo mira impasible el genocidio que cometen los invasores y ocupantes de Irak, contra el pueblo de ese país?.

Afganistán a Irak fueron señalados como “los ejes del mal”. Pero para que existiera la posibilidad de invadir y ocupar ambos países los periodistas mayoritariamente se prestaron a la confabulación más grosera de la mentira. Los medios mintieron a sabiendas de que cada palabra mataba a centenares de seres humanos. ¿Quién los castiga?.

LA OPERACIÓN COLOMBO
De la misma manera que en el caso de Ruanda se silenció el castigo reciente de la justicia chilena a los medios de comunicación y periodistas que participaron en la Operación Colombo planeada por la dictadura de Augusto Pinochet con la ayuda de la CIA, los escuadrones de la muerte de la Triple A (Alianza Anticomunista Argentina) y sectores de inteligencia y seguridad del gobierno argentino de entonces (1975).
La prensa fue clave para este engendro contrainsurgente de “guerra sucia”, cuando Pinochet elaboró un plan para engañar a Naciones Unidas que le reclamaba por una lista de 119 personas desaparecidas.

Entonces se decidió que harían aparecer cadáveres en Argentina en distintos lugares, a los que se colocó entre las ropas documentos falsos, que tenían el nombre de cinco de los chilenos que demandaba la ONU. Pero además sobre los cadáveres se extendieron pancartas donde supuestamente se trataba de una “venganza” del Movimiento de Izquierda Revolucionaria (MIR) de Chile. Es decir que los presuntos exilados se estaban peleando entre sí.

Por otra parte se armó un conjunto de informaciones en medios de Argentina, Brasil y México, que debían ser “tomadas” por la prensa chilena-entre ellos el diario El Mercurio”- mintiendo sobre un enfrentamiento en la zona de la frontera argentino-chilena, entre grupos de guerrillas que supuestamente intentaban entrar-como si fuera un juego de niños cruzar la cordillera- para actuar en Chile, lo que agregaba otros 69 muertos supuestamente en enfrentamientos que nunca sucedieron.

Esta información apareció entre otros medios en el diario O¹Día de Brasil, al que se le entregó una buena suma de dinero cuando estaba en quiebra. En Argentina los hombres de José López Rega el ex ministro de Bienestar Social del último gobierno del general Juan Domingo Perón( entre 1973 y 1974) y creador de la Triple A hizo publicar por una sola vez la revista “Lea”.

En esa edición la presidenta María Estela Martínez de Perón, que había sucedido a su esposo fallecido en julio de 1974, dijo estar asqueada “por la peleas en que se estaban matando los izquierdistas chilenos”.
Lo cierto es que todos los de la lista estaban desaparecidos en Chile y hasta ahora nadie sabe a quien pertenecían los cadáveres encontrados en la Argentina.

La justicia llegó tarde, pero llegó y en este caso 33 años, se impuso el pago de una indemnización al periódico El Mercurio y otros que participaron en esta ronda de ocultamiento y muerte. Y también se impusieron castigos a los periodistas participantes en esta siniestra acción contrainsurgente.

Vale recordar que cuando los comandos de la CIA, la DINA, y los grupos terroristas cubano- norteamericanos de Miami, asesinaron en un atentado en Washington a Orlando Letelier, ex ministro del heroico presidente chileno Salvador Allende, en septiembre de 1976, el entonces jefe de la CIA George Bush (padre) dijo a la prensa de su país, siguiendo el esquema de la Operación Colombo, que había sido “una acción de venganza de izquierdistas refugiados”.

Bush sabía muy bien quien había matado a Letelier porque eran sus propios hombres de la CIA y los grupos cubanos que visitaban a diario sus oficinas donde se trazaban infinidad de ataques terroristas, como el que sucedió poco tiempo después contra el avión cubano en Barbados y que dejó 73 víctimas.

Ahora la posibilidad de hacer lo mismo que se hizo en aquellas operaciones contrainsurgentes se puede escenificar a nivel mundial ya que una sola potencia y sus comerciantes de la información controlan la mayoría de los medios.

En nuestros países los medios masivos y monopólicos son simplemente reproductores conscientes de un proyecto de desinformación que puede llevar muerte y destrucción y viola derechos soberanos y universales.

Ya en los años 90, en los nuevos trazados de la GBI los enemigos eran el narcotráfico, el terrorismo, el narcoterrorismo, las insurgencias ligados a estos, previendo conflictos sociales de envergadura, resurgimientos indígenas, campesinos, como una respuesta al plan neoliberal sin anestesia que se impondría.

Uno de los planes estratégicos prioritarios fue el apoderamiento de todos los medios masivos de comunicación concentrados bajo un poder central. La TV en sus manos, el control de las nuevas tecnologías, significaba asegurar el primer golpe de la guerra que ya se trazaba como lo que es ahora.

Como lo han señalado varios analistas, entre ellos Thierry Meyssan bien sirvió el concepto de “información contínua” por la forma en que difunde imágenes en forma inmediata y esto hace que los televidentes crean que están absolutamente informados, cuando sólo se le muestran hechos registrados al momento, manipulados y sin contenido alguno.

Como dice Meyssan “el periodismo no es una técnica de descripción, sino un arte de la comprensión. Lejos de garantizar la verdad, la inmediatez la hace vulnerable a las apariencias y a los prejuicios”
Que hay fugas, las hay, pero son infinitamente menores a lo que logrará el equipo mundial de desinformación en su tarea de ocultar y deformar la realidad.

VOLVER A LAS FUENTES
Estudiar lo actuado, por ejemplo en Guatemala cuando Estados Unidos invadió ese país en 1954, o en Cuba en 1961, en su intento de invasión a la isla que fue derrotado por el gobierno revolucionario y el pueblo heroico, o en Santo Domingo en 1965 para impedir la asunción de líder Juan Bosch o más cercanamente el golpe contra el presidente Salvador Allende en 1973 en Chile, para entender que nada ha cambiado en la matriz terrorista del imperio.

El calco de lo actuado contra Allende y la Unidad popular en Chile nos lleva inevitablemente, al entramado que precedió al golpe contra el presidente Hugo Chávez en Venezuela en abril del 2002 .
En este caso hay que recordar la histórica derrota de esa asonada a manos del pueblo venezolano y sectores patrióticos del ejército, que reinstaló al mandatario menos de 48 horas después, lo que nunca había sucedido en el mundo.

Esto y las sucesivas votaciones del pueblo venezolano significaron también la derrota de la campaña de terrorismo mediático, a los que la Ned, USAID y otras fundaciones estadounidenses destinaron millones de dólares. En Venezuela- como otro hito histórico se rescató de los rescoldos de la buena memoria el pensamiento contra-hegemónico básico en estos tiempos como es el bolivarismo, con que ya Simón Bolívar desafió al imperio en el siglo XIX.

Y también podemos comparar visiblemente lo actuado por la CIA en Chile y lo que ha sucedido en los últimos tiempos contra el presidente Evo Morales, que como Allende fue perseguido desde mucho antes de llegar al poder, como lo admiten documentos descubiertos en Estados Unidos.

Lo que no se dice tampoco, es la calidad de la resistencia latinoamericana en nuestros tiempos, la conformación de un nuevo mapa, que con las diferencias visibles entre algunos países, ha protagonizado los más serios desafíos a Estados Unidos, propinando derrotas diplomáticas y otras que son ya parte de la historia de las resistencias.
A nivel popular no hay un continente que registre tal cantidad y calidad de movilizaciones populares en el mundo, como sucede en América Latina.

A punto de cumplir 50 años, la revolución cubana, en una isla pequeña, situada sólo a 90 millas de la mayor potencia hegemónica del mundo, estamos celebrando la mayor hazaña ocurrida en nuestro continente ante el heroísmo y la capacidad de resistencia de un pueblo sitiado por un bloqueo medioeval desde hace casi medio siglo y por los constantes ataques de este terrorismo de Estado mundial del que hablamos.

¿Cómo lo hizo?. Es una historia única en el mundo y un hito para la humanidad.
Cuba fue la única luz que brilló en momentos de tinieblas en nuestra América.
Y a esa revolución le debemos haber podido responder- gracias a su eterna solidaridad- a muchos de los golpes contrainsurgentes que llevan casi dos siglos sobre nuestros pueblos.

Esto nos obliga a buscar caminos de resistencias múltiples. Ha llegado la hora de recuperar la palabra, de instalar la verdad sobre las mentiras que hacen cómplices a los pueblos de crímenes atroces, por ignorancia o confusión.

Este es el siglo de América Latina, es la hora de los pueblos. No perdamos uno de los momentos claves en la historia de lucha por recuperar nuestras independencias definitivas y con esto también nuestros medios de comunicación, nuestra formas auténticas de expresión y las culturas adormecidas.

Estamos constantemente hablando de temas como las consecuencias de la enorme concentración del poder en los medios de comunicación. Tenemos cifras, datos incuestionables, denuncias que vienen desde hace tiempo en distintos congresos, pero en este punto hoy es escasa la reflexión sobre qué hacer frente a esta ofensiva mediática.

Nosotros tenemos que revisarlo todo. Existe un momento histórico único, pero podemos perderlo a pesar de que está en nuestras manos hacer algo distinto. Que el siglo XXI sea el de América Latina Libre como un homenaje a todos los que lucharon desde los inicios de la colonización hasta nuestros días.

¿QUE ES ESTO DE LA MORATORIA? TAMPOOC ES QUE SOMOS BOLUDOS LOS QUE PAGAMOS A TIEMPO

El Gobierno se lanza por la via de la moratoria hacia el blanqueo de la economía en negro más grande de la historia.
Es un plan ambicioso cuya respuesta por parte de la oposición es obvia: confrontar con los que evadieron y ahora tienen la posibilidad de pasarse a blanco a aquellos que puntualmente cumplieron con sus obligaciones.

La moratoria abarca a:
Blanqueo impositivo: Abarca a todos los impuestos. La deuda se podrá pagar hasta en 120 cuotas e incluye importantes rebajas sobre los intereses. No hay quita sobre el capital.
Blanqueo laboral: Se condonan las deudas previsionales. A los empleados formalizados se le reconocerán 5 años de aportes jubilatorios.
Repatriación de capitales: Los capitales repatriados y que no se inviertan en la producción quedarán inmovilizados por dos años.
Incentivo a la creación de nuevos empleos: rebaja de aportes patronales de los nuevos empleos creados. Acá se puede ver el detalle del proyecto enviado al Congreso por el PEN que no solo incluye a las pymes sino a todas las empresas y particulares.

Acá hay mala onda y la respuesta obvia.
Tema que da para la polémica, desde acá le ponemos buena onda

Publicado por Néstor Sbariggi http://desdegambier.blogspot.com

Fieles del reverendo Jim (página 12)

Por Alfredo Zaiat

Los dirigentes industriales que están cuestionando el modelo económico que los cobija como uno de los principales beneficiarios tienen la oportunidad de aprender de la experiencia de sus pares del campo.

Les serviría como antecedente para su reanimada estrategia de enfrentamiento evaluar el resultado de la batalla ganada por la Resolución 125, que fijaba derechos de exportación móviles para cuatro cultivos clave de la producción agraria. Ese triunfo festejado en la madrugada con champaña en Palermo impidió a los productores agropecuarios tener cierta previsibilidad en los ingresos de su actividad.
Las retenciones móviles acompañaban la evolución de los precios internacionales, y ahora que han registrado una fuerte caída desde sus máximos históricos se quedaron sin esa red de contención. Por su parte, los pequeños productores rechazaron las compensaciones que hubieran mejorado su ecuación económica, con la única restricción de que tenían que blanquear el giro de su negocio.
En tanto, los productores que almacenaron en silobolsas millones de toneladas de soja respondiendo con firmeza el mandato de lucha de no comercialización de granos emitido por la Mesa de Enlace en los meses del lockout, perdieron la millonaria oportunidad de aprovechar los precios record del poroto.
Luego de sostener durante cuatro meses un conflicto violento, el resultado económico, no así el político, fue lamentable para el productor agropecuario y los pueblos del interior que viven del campo. Los líderes del empresariado industrial tienen esa referencia reciente para evitar caer en esa estrategia de autodestrucción, que está guiada con puño de acero cuando arremeten por el tipo de cambio, amenazan con despidos y convocan el fantasma de la recesión.
Los desmesurados comunicados de la Unión Industrial Argentina en defensa de las AFJP y en reclamo de una devaluación se sumaron a la corriente de economistas de la city que adelantan recesión y despidos. Como si no fuese gatillarse un tiro en sus propios pies, los líderes del mundo empresario asumieron como propio ese diagnóstico, realimentando un escenario de expectativas negativas que alienta a instalar la profecía autocumplida.
Como antecedente les serviría buscar en archivos recientes para descubrir que esos mismos analistas a los que siguen con fe mística pronosticaban hace muy poco un horizonte de estancamiento con inflación. Otra estimación fallida de gurúes bien pagos y referentes de una clase industrial desorientada. Con los reflejos de la década pasada, ciertos sectores industriales y de servicios amenazaron con despedir y empezaron a suspender personal pese a que los indicadores de actividad económica, como sus niveles de rentabilidad, todavía no han reflejado ese panorama sombrío que seduce a los gurúes.
Pero ante la oportuna reacción de las centrales sindicales y de la intervención del Ministerio de Trabajo para frenar esas medidas de desestabilización social, la UIA empezó a moderar su diagnóstico sobre cesantías.
La política de instalar el miedo en el mundo laboral para moderar ajustes salariales, congelar sueldos o directamente reducirlos les actuó como un boomerang. La posibilidad de frenar por 180 días los despidos y suspensiones (propuesta de la CTA) o el proyecto de doble y triple indemnización (iniciativa de la CGT) detuvo ese ímpetu empresario de incrementar la tasa de ganancia sobre el ajuste del ingreso de los trabajadores. En esa puja distributiva, la inflación desde comienzos del año pasado ya ha realizado su tarea, y ahora que se ha moderado el aumento de precios, el frente de disciplinamiento de los trabajadores se encuentra directamente en el espacio del salario con la amenaza del despido. Resulta evidente la dificultad que tienen el Gobierno y el sector privado para construir un diálogo superador del debate de títulos de diario. Y que esa limitación resulta una fuerte restricción ante escenarios inciertos.
Pero el contexto local e internacional abre la posibilidad de amortiguar los indudables efectos negativos de una crisis internacional de proporciones con epicentro en las potencias mundiales. A diferencia de otros países más abiertos al comercio internacional y dependientes de sus exportaciones, en la economía argentina tiene un peso relevante el consumo doméstico (privado y público). Economistas heterodoxos destacan entonces que estimulando esa variable, en un esquema de equilibrio macroeconómico con superávit fiscal y comercial y control del frente financiero, se presentan mejores condiciones para transitar el largo sendero de inestabilidad internacional. La protección y fortalecimiento del mercado interno se convierte en la más potente defensa frente a la crisis internacional. A ese mercado doméstico no se lo cuida bombardeándolo con amenazas de despidos, presionando por una fuerte devaluación, induciendo a inestabilidades financieras sin fundamentos y, en definitiva, alimentando expectativas negativas de los agentes económicos. La insistencia de esa estrategia revelaría que gran parte del mundo empresario decidió imitar la peregrinación de fieles del reverendo Jim Jones, que en 1978 indujo al suicidio a sus casi mil seguidores en Jonestown, Guyana. Alguien tiene que advertirles a los líderes industriales sobre esa marcha que han iniciado alentados por fanáticos enajenados.

azaiat@pagina12.com.ar

12.11.08

Los rumbos restituyentes en el laberinto argentino

COMISION DE ECONOMIA DEL ESPACIO CARTA ABIERTA

Los economistas reunidos en el espacio Carta Abierta elaboraron un documento fijando posición acerca del proyecto que termina con la jubilación privada. Sostienen que se avanza así en la construcción de un sendero radicalmente distinto del neoliberal para recuperar la regulación e intervención públicas.

La excepcionalidad argentina se mantiene. Persiste.

Se evidencia en sucesivas coyunturas caracterizadas por el doble gesto de ruptura de los pilares del orden neoliberal en defección y de persistencia de contradicciones, de agendas pendientes. La excepcionalidad argentina ha sido capaz de sobrevivir a los cobos nopositivos, a los pampeanos empresarios del apocalipsis, a la desencajada verborragia mesiánica de las neoderechas autóctonas. Y sobrevive sin abismos a la hecatombe financiera internacional, gestionando –no sin escollos– lo propio. Ha sobrevivido incluso a las condiciones de posibilidad de sí misma, en tanto pervive en su racionalidad invocando a sujetos sociales cuya expresión política no parece ubicarse aún a la altura de las dimensiones de la gesta. Lo político, de esta forma, recorre un período de excepcionalidad, de búsqueda claroscura entre los hechos y sus sujetos, de debate y dislocación de nociones de futuro que condicionan los actos del presente y le prodigan o retacean racionalidad.
Si el agrupamiento de la oposición política y las organizaciones empresarias de la pampa húmeda buscó transformar esta etapa de excepción en decepción, en imposición de un statu quo y recuperación de una hegemonía perdida, la oportuna decisión del gobierno nacional de enviar al Congreso un proyecto de ley para poner fin al sistema de capitalización, eliminar las Administradoras de Fondos de Jubilaciones y Pensiones, y reuniversalizar el sistema de reparto, confirma ante todo la opción de continuar avanzando en la construcción de un sendero radicalmente distinto del neoliberal y recuperar la regulación e intervención públicas, emitiendo a la vez señales de diverso tipo, de enorme importancia en la construcción de imaginarios sociales y políticos diametralmente opuestos al libre mercado y el individualismo.
La medida supera ampliamente un –no menor– cambio en el ordenamiento del sistema de seguridad social. Tiende a redefinir las normas societales vinculadas al mundo del trabajo y avanza en la desarticulación de uno de los pilares de la institucionalidad neoliberal, asestando un duro golpe al sector privilegiado por las políticas liberalizantes de la dictadura militar de 1976 y del modelo de convertibilidad de la década pasada: el sistema financiero. La eliminación del régimen de capitalización opera en el mismo sentido que la devaluación de 2002, la instalación de restricciones al movimiento de capitales especulativos y las intervenciones del Banco Central en el mercado de cambios, al suprimir las condiciones macroeconómicas que hicieron posible el régimen de valorización financiera durante tres décadas.
La desarticulación del sistema universal de reparto, en 1994, y su reemplazo por la administración de los aportes de los trabajadores por las AFJP, significó la transformación del derecho económico y social básico a una jubilación digna garantizado por el Estado a través de un sistema solidario, en un mecanismo de ahorro individual cuyo rendimiento quedó sujeto a las contingencias de los mercados desregulados y al dudoso expertise –en algunos casos delictivo– de los administradores privados, los cuales percibieron ingentes comisiones con independencia de los rendimientos derivados de las colocaciones de los fondos previsionales en los mercados. La apoteosis neoliberal del individuo, del Robinson Crusoe limitado a los estrechos horizontes de su isla, en detrimento de concepciones colectivas y solidarias, implicó desvirtuar el hecho social del trabajo, la producción y la distribución de la riqueza.Este régimen conllevó la desfinanciación del sistema de seguridad social público, incrementando las necesidades de apalancamiento en un contexto macroeconómico y monetario vinculado al endeudamiento crónico y la fuga de capitales. Paradojalmente, la brecha fiscal y previsional fue cubierta en gran medida con los fondos en poder de las administradoras.
La eclosión del sistema de convertibilidad y la insoslayable renegociación de la deuda pública provocaron la disminución de los activos aportados por los trabajadores. La actual crisis financiera provocó una nueva caída en el valor de dichas inversiones. Librado a la suerte del mercado, el sistema ha demostrado en la actualidad su imposibilidad de otorgar a los trabajadores incluidos en él una jubilación mínima digna y sustentable en el tiempo. Al establecer un nivel jubilatorio mínimo, el Estado ha debido socorrer al sistema, aportando este año cerca de 4000 millones de pesos, cifra que se incrementaría sucesivamente en los años venideros.
Uno de los principales argumentos para la creación de este sistema fue la necesidad de incrementar la “profundidad” de los mercados de capitales nacional y regional, lo cual redundaría en un aumento de las inversiones productivas y el desarrollo económico. Sin embargo, este objetivo también se vio frustrado.
Una mirada atenta a la experiencia resultante permite advertir que no se ha cumplido ninguno de los argumentos esgrimidos en la época de su creación. Los trabajadores que perciban su jubilación a través de este sistema requerirán asistencia pública para alcanzar el mínimo legal, no se logró el financiamiento de actividades productivas o de cambio estructural y se profundizó la desfinanciación del sector público.
Esta experiencia arroja importantes conclusiones que abonan la pertinencia de la actual estrategia gubernamental y justifican su respaldo. En primer lugar, los sistemas de seguridad social forman parte innegable de un conjunto diverso de derechos humanos básicos, vinculados al carácter social del mundo del trabajo. En tal sentido, resulta inconcebible su administración o gestión por parte de empresas privadas. En segundo lugar, los fondos de la seguridad social no pueden permanecer expuestos a la lógica de los mercados financieros. Por el contrario, deben ser administrados a través de mecanismos que aseguren su sustentabilidad y su función social y solidaria.
El evidente fracaso del sistema de capitalización ha despojado a sus defensores y gerenciadores de la prepotencia de los primeros años..

Apenas alcanzan a balbucear el agónico argumento de la “libertad de elegir”. Este axioma del liberalismo no es capaz de sostenerse sin la constitución de un mito y una racionalidad que, aunque falsa, tenga la potencia de constituirse en verdad. La crisis del sistema privado transformó la aparente prestancia técnica y conceptual de sus argumentos tempranos en un dogma, en una perseverancia obtusa. La supuesta “ciencia del mercado”, que hoy se muestra falsa e inoperante en sus objetivos declarados, transmuta en un acto de fe sin parámetros racionales. Y la ruptura del mito de la suficiencia y pertinencia mercantil como regulador social da lugar a un cambio en la política, que vuelve a centrarse en el Estado. La iniciativa del gobierno nacional asume un carácter restituyente, reinstalando una noción colectiva como centro del funcionamiento social y convocando al debate sobre formas alternativas de institucionalidad.
Sin embargo, estos importantes pasos en el laberinto argentino nos convocan a repensar al Estado como espacio de constitución de lo colectivo. No basta con reivindicar lo público.

No resulta apropiado retomar mecánicamente viejas formas. Es preciso interpelar al concepto, problematizarlo. Basta hacer memoria para recordar los descalabros existentes en el sistema previsional previo a la creación de las AFJP. Si bien su crisis no responde al modelo técnico intergeneracional en que se basa el sistema de reparto, sino al vaciamiento del Estado desde mediados de la década del ‘70, resulta imprescindible pensar críticamente la estructuración institucional de los mecanismos de regulación pública y la necesaria participación democrática en las decisiones fundamentales que afectan a la cosa pública. Al Estado interventor clásico debiera oponerse un Estado capaz de construir un modelo de desarrollo inclusivo de carácter multilateral. Es decir, un Estado permeable a la sociedad civil, a las organizaciones políticas y sociales, provisto de las herramientas para propiciar el debate público con el objetivo de mejorar las condiciones de vida de manera sustentable y democrática. La figura del Estado positivista, omnipresente y omnicomprensivo, en tanto falaz, conduce a un debilitamiento del debate y a una escasa creación de mecanismos de imbricación social y política, sea cual fuere el modelo de acumulación y reproducción vigente.

En esta tarea resulta imprescindible el desarrollo de movimientos sociales y políticos populares capaces de exigir su lugar en la construcción de un Estado referenciado en las bases sociales. Movimientos capaces de oponer un discurso y una acción política a las neoderechas autóctonas, que disputan –con disfraces oportunos– la política pública, la representación de lo “popular”, lo “democrático” e, incluso, de la “nación”. Esta construcción no es una tarea exigible al Estado. Constituye un camino colectivo, objetivado en formas de participación y discursos diversos.
En pocos días, y luego de la aprobación del proyecto oficial –que incluye modificaciones de otras bancadas aliadas– en la Cámara de Diputados de la Nación, tocará el turno del Senado. Dados los poderosos intereses económicos en juego, por estos momentos se estarán desarrollando diversas estrategias, presiones y ofertas para lograr su rechazo, tal como ocurrió con la Resolución 125.
Banqueros y operadores han reaccionado generando presiones sobre el mercado cambiario, rematando bonos públicos y provocando fugas de capitales al exterior. Estas acciones resultan esperables en un contexto de tensiones por el alcance de las políticas del Estado. No obstante, este comportamiento “normal” de los grupos ligados al poder económico en Argentina debiera encontrar la oposición del accionar restituyente colectivo, el emergente de esa noción de futuro que necesariamente debe plasmarse en los espacios de lo público, para convertirse en político.
La auspiciosa iniciativa gubernamental de eliminar el sistema de capitalización recupera ciertos elementos épicos imprescindibles para el establecimiento de lo político, el interrogante sobre las formas que deberá asumir un nuevo Estado con fines transformadores, y restablece el dilema entre el surgimiento de sujetos políticos colectivos capaces de viabilizar un proyecto transformador y las posibilidades de refundar constantemente el estado de excepcionalidad.

Resulta imprescindible contribuir con un cambio de época. Los derechos sociales básicos deben ser desmercantilizados, recuperando su carácter solidario y universal: jubilación, salud, vivienda, educación, soberanía alimentaria.